
La soledad no deseada es uno de los mayores retos de este siglo: es un problema social que puede afectar a cualquier persona, sin dejar exento a nadie. Sin embargo, uno de los grupos más afectados es el de las personas mayores, a quienes este fenómeno puede incidir más por pérdidas, jubilaciones o cambios en el rol que al que siempre han acostumbrado.
Conforme se acercan estas fiestas, la soledad no deseada en Navidad es un problema para muchas personas, que incluso desean que "pasen rápido estas fechas". Sin embargo, es posible recuperar la ilusión a través del acompañamiento, la resignificación de la Navidad y la escucha activa. Sigue leyendo y te contamos cómo.
Encontrar satisfacción en la soledad es muy sano. Hay muchas personas que disfrutan de una soledad que, cuando es escogida, se conoce como «solitud». Sin embargo, no enfrentamos a un gran problema social cuando la soledad es impuesta y no opcional.
Aquí es cuando aparece la soledad no deseada, es decir: la sensación subjetiva de estar sola/o o de aislamiento. Esta situación se da con frecuencia en edades avanzadas: un 23% de personas mayores viven solas en España, según el informe Focus on Spanish Society de septiembre de 2025.
Las viviendas unifamiliares son un indicio, pero no el único que puede acrecentar esta sensación: el cambio de roles sociales, la jubilación, la falta de recursos económicos, la pérdida de movilidad, las enfermedades crónicas, la discapacidad o la pérdida de seres queridos influyen en su impacto.
Este fenómeno, ya calificado como «la epidemia silenciosa del siglo XXI», también puede darse aunque gocemos de contactos sociales. En muchas ocasiones, nuestro entorno próximo no nos hace sentir arropados, escuchados y comprendidos, por lo que esta sensación de soledad no deseada también se acrecienta al no disfrutar de relaciones sociales satisfactorias, donde podemos expresarnos sin sentir juicios y ser nosotros mismos.
La Navidad es una época marcada por las reuniones y las celebraciones con familia y amigos. Pero, para muchas personas, puede suponer un recordatorio constante de una carencia dolorosa. A su vez, cada vez tenemos la sensación de que la Navidad comienza antes, lo que también adelanta efectos como el «síndrome del nido vacío».
Este síndrome aumenta la soledad no deseada en Navidad (y en otras fechas señaladas del año), lo que dificulta sobrellevar estas fiestas. Esto se debe a que se intensifica la nostalgia al recordar a seres queridos que ya no están o a hijos/as con los que no podemos pasar estas fechas por la distancia. Por contraparte, también es momento de tensiones al reencontrarnos con personas que, más que aliviarnos, intentan provocar conflictos en los que no queremos entrar.
Por otro lado, muchas personas mayores se enfrentan a una red social más frágil, por lo que es muy importante resignificar estas fechas y adaptarlas en base a lo que necesitamos y lo que nos llena de verdad. Es muy difícil deshacerse de las altas expectativas sociales que existen alrededor de estos eventos, pero nos ayudará a sobrellevarlo de mejor manera siendo realistas y si nosotros somos quienes marcamos el ritmo, y no al revés.
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Cuando la soledad no deseada afecta negativamente a nuestro bienestar emocional, es el momento de pedir ayuda. ¿Cómo sabemos que necesitamos una mano (o voz) amiga? Cuando sentimos:
Una vez detectes que, en efecto, estás experimentando esta situación, pide ayuda. Tómate tu tiempo, porque es una situación compleja, pero es muy importante comunicar cómo nos sentimos. Nuestro entorno próximo puede estar más que dispuesto a ofrecernos su apoyo, pero también puede no percatarse de esta situación o de qué es lo que necesitamos.
Si tu familiar o tú dispones de teleasistencia domiciliaria, puedes tenernos como apoyo siempre que lo necesites. Desde Atenzia, ofrecemos talleres en colaboración con ayuntamientos en los que puedes ampliar tu círculo social si lo deseas.
Para hacer que una persona mayor sienta que no está sola en estas fechas, debemos tener en cuenta sus preferencias y necesidades específicas. Tal y como dijo la filósofa Simone Weil: «la atención es la forma más rara y pura de generosidad», por lo que no basta un acompañamiento para cumplir, sino una escucha y atención genuinas. Esto puede lograrse a través de conversaciones gratificantes o compartir pequeñas actividades que hagan sentir a la persona vista y arropada.
A su vez, podemos disminuir la soledad no deseada en Navidad a través de:

Reducir el aislamiento social es una problemática intergeneracional con un abordaje muy complejo al tratarse de un sentimiento subjetivo, por lo que hay que tener en cuenta miles de variables. Para frenar su impacto, conciencias y sensibilizar sobre este fenómeno, la Fundación Social Padre Ángel (FSPA) está liderando una iniciativa para que Naciones Unidas declare el 16 de diciembre como el Día Internacional Contra la Soledad No Deseada.
A nivel internacional, hay países como Reino Unido o Japón que crearon sus propios ministerios sobre la soledad, reconociendo el peso que tiene en la ciudadanía hasta elevarla a asunto de Estado. En España, por el momento, se está ultimando la primera Estrategia Estatal de Soledades, la cual se prevé aprobarse en los primeros meses de 2026.
Experimentar soledad no deseada es complicado durante todo el año, pero en Navidad puede agravarse esta sensación. Es muy importante resignificar estas fechas, adaptarlas a nuestras necesidades y pedir ayuda profesional si vemos que la situación nos supera. Saber detectar si la estamos sufriendo es un gran paso para atajarla y, si somos familiares o personas cuidadoras, debemos vigilar también por un ser querido la padece pero no lo dice para "evitar molestar o preocupar a los demás". A través de pequeños gestos —como una llamada, compartir aficiones o animar a la persona a que participe en actividades en grupo— podemos marcar una gran diferencia.
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