20/08/2019
Hace unos meses comenzamos a tratar con una usuaria de teleasistencia, Margarita, de unos 90 años con la que cada llamada es única. A veces notábamos que no se encontraba animada, pero cuando hablaba con nosotros terminaba feliz y por eso establecimos llamadas rutinarias cada jueves a las 12:00 horas.
A través de estas llamadas fuimos conociendo mejor la historia de Margarita, que cargaba con una enorme lucha personal. Su hija había fallecido de una enfermedad, dos meses más tarde su marido y una semana después, en un accidente de tráfico, su hermana y su cuñado.
Duros golpes que tuvo que ir encajando con el apoyo de su familia. Pero Margarita, una mujer con una fuerza extraordinaria que no se rinde y con la que con cada llamada realizada desde nuestro Centro de Atención se ha ido creando un vínculo muy especial.
Unas semanas antes de Navidad, a finales de noviembre aproximadamente, una señora entró en la oficina de una de nuestras delegaciones. Pero no venía a solicitar información sobre el servicio de teleasistencia como en un principio creíamos sino que preguntó por quienes cada jueves la llamaban.
Era ella, nuestra Margarita. Esa señora que para nosotros, se merece el mundo entero.
Solo podemos decir: ¡GRACIAS!
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