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La primera visita

Hoy os queremos contar la historia de Carmen, una usuaria con problemas de memoria y desorientación a la que realizamos visitas domiciliarias con el objetivo de estimularla cognitivamente. Su familia estaba preocupada por su situación, se puso en contacto con nosotros para que la valorásemos y empezáramos a trabajar con ella con un programa adaptado a sus necesidades para estimular las áreas en las que presenta mayor disfuncionalidad. Además, la usuaria cuenta con el servicio de teleasistencia y la familia está tranquila porque sabe que, en caso de tener algún problema, recibe atención 24 horas al día.

Un día, Carmen nos sorprendió con este relato dedicado a nosotros, Atenzia.

ejercicios de memoria para mayores

"Una mañana alguien llama a tu puerta, alguien que esperas, pero no recuerdas quién es y para qué viene. Tengo anotado en un calendario de Atenzia la visita, está su nombre, pero no consigo recordarlo…

Abro la puerta porque los toques del timbre me indican que es alguien conocido, pero aun así, siento miedo. Este sentimiento ya es habitual en mí y es que la desorientación me acompaña cada día

Cuando abro la puerta, despacio, encuentro al otro lado una cara conocida, se identifica y me llama por mi nombre, me enseña una tarjeta identificativa y me dice con alegría que hoy habíamos quedado para hacer los ejercicios de memoria. De repente me echo la mano al pecho y la reconozco, me siento aliviada y recuerdo que el día anterior hice los ejercicios que me quedaban para que estuviera todo preparado para hoy. 

María, la terapeuta, siempre con su sonrisa, conoce mis costumbres, siempre que empezamos a trabajar le cuento la misma historia de juventud y siempre le digo que su cara para mí es familiar y que nos teníamos que conocer de antes. Nunca me reprocha que le cuento lo mismo una y otra vez. ¡Qué extraña es la memoria y las cosas que recuerda! Lo de antes, lo vivido en el pasado, está fresco en mi mente, pero mi día a día está lleno de huecos, los relleno con historias y rutinas y así puedo funcionar. Aunque no recuerde en ese momento a mi visita de Atenzia semanal, sí que la espero con ganas para poder seguir entrenándome y manteniendo mi cabeza más centrada. Ese día, todo tiene más luz y claridad, me desenvuelvo mejor y voy entrenando mi memoria de distintas formas para tenerla activa. Trabajamos con el lenguaje, la música, la lectura, los números, el dibujo, la orientación… Eso me enriquece y me alegra que siga llamando a mi puerta.
La memoria es caprichosa, recuerdo la cadencia de su voz, su sonrisa y el trato que tiene conmigo, pero no su rostro y cada vez que llama a mi puerta es un maravilloso primer encuentro".

Gracias, siempre gracias.

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