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En qué situaciones tienen más dificultades las personas mayores

Ojos de una persona mayor

La tercera edad es una etapa de cambios, tanto físicos como psicológicos y emocionales, que afectan a nuestro estilo de vida y pueden llegar a repercutir en nuestra salud. Si bien el paso de los años conlleva un desgaste natural inevitable que puede limitarnos a la hora de realizar ciertas tareas, este deterioro no es sinónimo de incapacidad o dependencia.

Por este motivo, es importante conocer en qué situaciones tienen más dificultades las personas mayores para evitar que resulten un impedimento en el día a día de las personas mayores.

Problemas más comunes de las personas mayores

El deterioro natural de las capacidades puede deberse a numerosos factores y variables, como la genética, el estilo de vida o ciertas circunstancias puntuales. En este sentido, son muchos los aspectos que pueden acelerar o retrasar el deterioro de la salud en la tercera edad.

Por ejemplo, es posible tener un buen estado físico en la tercera edad, pero desarrollar ciertas afecciones cognitivas, o conservar todas nuestras capacidades mentales, pero sufrir una serie de problemas articulares, como son la artrosis o la artritis.

No obstante, el envejecimiento activo es uno de los factores más relevantes para poder disfrutar de una vejez con calidad de vida. Concretamente, este proceso se basa en mantener unos hábitos saludables, es decir, seguir una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico diario y fomentar el desarrollo de nuestras capacidades cognitivas.

De esta forma, además de vivir más años, también podemos mejorar nuestra salud y bienestar, sin renunciar a formar parte activa en la sociedad. A pesar de que las personas no envejecemos igual, existen una serie de problemas comunes en la tercera edad que afectan a las capacidades de los mayores y pueden dificultar ciertos aspectos del día a día.

Problemas sensoriales

Concretamente, la vista y el oído suelen ser los sentidos más afectados por el deterioro de la salud en la tercera edad. A pesar de que la pérdida de visión puede darse a cualquier edad, el sentido de la vista tiende a deteriorase de forma natural con el paso de los años.

En ocasiones, este desgaste puede conllevar el desarrollo de enfermedades oculares en la tercera edad, siendo las más frecuentes:

Respecto al oído, también es común sufrir cierta pérdida auditiva durante la vejez, que puede provocar desde leves dificultades para escuchar correctamente a una sordera severa o, incluso, profunda.

No obstante, hoy en día, existen numerosas soluciones para estos problemas sensoriales en la tercera edad, como audífonos, en el caso de la audición, y cirugías, en el caso de los ojos. Asimismo, los productos para la tercera edad están diseñados teniendo en cuenta estas limitaciones. Un ejemplo son los móviles diseñados para personas mayores, como es el caso del teléfono de Atenzia, un dispositivo fácil de utilizar que cuenta con Botón SOS, teclas grandes, radio y otras funcionalidades adaptadas a las necesidades de las personas mayores.

Deterioro general de la salud

Como hemos mencionado, el envejecimiento conlleva una reducción natural de las capacidades que, aunque no llegue a ser incapacitante, sí es posible que limite ciertos aspectos de nuestra vida. En este sentido, la edad es un factor de riesgo a la hora de desarrollar varias afecciones crónicas, por ejemplo:

Todas estas enfermedades son comunes en la tercera edad y pueden suponer un riesgo para la salud si no se diagnostican y tratan a tiempo. No obstante, con el tratamiento adecuado y un seguimiento regular, es posible evitar graves consecuencias para nuestra salud que limiten en gran medida nuestra vida en la tercera edad.

Según en qué situaciones tiene más dificultades la persona mayor, el especialista médico puede desaconsejarle una serie de actividades. Por ejemplo, hacer sesiones muy fuertes de ejercicio o comer alimentos con gran cantidad de grasa, entre otros malos hábitos.

Persona con un pastillero sobre la mesa a punto de tomarse su medicación
Los hábitos saludables, una correcta atención o la medicación adecuada pueden ayudar a reducir aquellas situaciones en las que tienen más dificultades las personas mayores.

Problemas de nutrición y alimentación

Son muchos los factores que pueden influir en que una persona mayor sufra trastornos alimenticios. De hecho, algunos de estas causas están relacionadas con la edad avanzada, por ejemplo:

Una buena alimentación es fundamental para evitar consecuencias graves para la salud en la tercera edad. En este sentido, la malnutrición puede acarrear problemas como la debilidad muscular y ósea, mayor riesgo de infecciones o deshidratación, entre otras.

Si una persona mayor tiene dificultades para alimentarse, hay comidas que les permiten obtener todos los nutrientes que necesitan, no suponen un peligro de atragantamiento y son apetitosas. Aquí te dejamos algunos ejemplos:

15 comidas fáciles de masticar para personas mayores

Problemas de sueño

También, el paso de los años afecta a nuestra capacidad para conciliar el sueño. Es decir, durante el envejecimiento los ciclos del sueño son más cortos, debido a una serie de factores como:

Sin embargo, descansar de 7 a 8 horas es fundamental a cualquier edad. Por este motivo, la falta de sueño es una situación común que genera dificultades en las personas mayores y puede llegar a impedir el correcto funcionamiento del organismo. Algunas de las enfermedades causadas por los trastornos del sueño son la fibromialgia, mononucleosis, obesidad, aumento de la tensión arterial, demencia y depresión, entre otras.

Aun así, es posible prevenir los problemas para dormir en personas mayores con una buena alimentación, ejercicio físico y una rutina de sueño.

Problemas de incontinencia

Uno de los problemas frecuentes en la tercera edad es la incontinencia, concretamente, la falta de retención urinaria. La gravedad de esta afección puede ir, desde casos leves que no repercuten en nuestra vida diaria, a situaciones más graves que requieren que acudamos al especialista.

En edades muy avanzadas o si se padece algún trastorno cognitivo, como la demencia, el control sobre el esfínter suele ser menor, lo que afecta negativamente a la autoestima de los mayores.

Con una rutina de higiene y cambios en el estilo de vida, como realizar ejercicios del suelo pélvico o mantener horarios programados para ir al baño, podemos paliar las consecuencias de la incontinencia urinaria en personas mayores, mejorando su bienestar y calidad de vida.

Conflictos mentales y de salud mental en el adulto mayor

Las afecciones cognitivas son una de las mayores preocupaciones de las personas mayores. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, en 2017 aproximadamente un 15% de los adultos de 60 años o mayores padecían algún trastorno mental, una cifra que ha aumentado considerablemente tras la pandemia.

Los problemas de memoria, atención, razonamiento, comunicación o conducta, entre otros, afectan al bienestar en la tercera edad y provocan situaciones de dificultad para las personas mayores. Sin embargo, con buenos hábitos y actividades de estimulación cognitiva es posible evitar o reducir el deterioro cognitivo y prevenir afecciones que conduzcan a la pérdida de autonomía del mayor.

Por ejemplo, los ejercicios de memoria son muy beneficiosos para la salud mental de las personas mayores, ya que sirven para entrenar nuestro cerebro y entretienen al mismo tiempo. 

Una forma de ejercitar nuestra memoria puede ser a través de Activa-Mente, un plan online de estimulación cognitiva donde, a través de una serie de ejercicios personalizados, un equipo de psicólogos monitorizará los avances de la persona usuaria para mantener o mejorar sus capacidades. 

Frustración ante la nueva situación de dependencia

La pérdida de autonomía es uno de los cambios que algunas personas mayores deben afrontar. Se trata de una de las alteraciones que más afectan a la vida de los adultos mayores, debido a las limitaciones progresivas que la dependencia genera en la salud, las capacidades y la energía.

Como consecuencia, los mayores dependientes sufren una sensación de impotencia y frustración que, en muchos casos, desencadenan una profunda depresión. Sin embargo, no todas las personas sufren el mismo grado de dependencia ni se trata de una afección inevitable del envejecimiento.

De esta forma, es importante que, aunque una persona mayor sea dependiente, le permitamos realizar por su cuenta todas las tareas que su condición le permita y nos mantengamos al margen para ayudarles, en caso de que nos necesiten. De esta forma, potenciamos su autovaloración, mejoramos su estado de ánimo y reducimos la pérdida de autonomía.

El miedo en la vejez y la desconfianza al sentirse más vulnerables

El miedo a la vejez suele deberse a las connotaciones negativas y estereotipos que implican ser una persona mayor. En este sentido, se asocia el envejecimiento a un deterioro, físico, funcional y mental, inevitable que da a entender que las personas mayores son individuos frágiles y que suponen una carga para la sociedad.

Esta visión negativa y estereotipada desencadena situaciones de maltrato o de discriminación hacia las personas de edad avanzada. Por este motivo, es importante cambiar la imagen que tenemos de la vejez.

Para ello, debemos empezar a valorar la tercera edad como una etapa de plenitud en la que se puede tener un papel esencial para la sociedad, gracias a la experiencia y sabiduría que se adquieren con el paso de los años; y es que son muchas las cosas que podemos aprender de las personas mayores.

Asimismo, es fundamental entender que los adultos de edad avanzada son un grupo heterogéneo y diverso. Aquí te explicamos por qué cada persona envejece de forma diferente y cuál es la diferencia entre edad cronológica y edad funcional:

¿A qué edad se considera una persona mayor?

Reducción progresiva de la motricidad

A parte de las capacidades cognitivas, las habilidades motrices también se ven afectadas por el paso de los años. En principio, la lentitud de reflejos y/o la reducción de masa muscular son algunas de las primeras señales que pueden llevar a la pérdida progresiva de la movilidad.

Como consecuencia, es frecuente que los mayores tengan problemas de coordinación e, incluso, desarrollen alguna enfermedad articular. Aunque estas afecciones pueden suponer ciertas dificultades para las personas mayores, no conllevan necesariamente una discapacidad inevitable.

Y aunque a la larga, la reducción de la motricidad puede suponer una limitación al realizar ciertas actividades cotidianas, el verdadero problema para el bienestar en la tercera edad es el aislamiento de las personas mayores por miedo a sufrir un accidente o caída, como consecuencia de su pérdida de autonomía.

Sin embargo, estos temores no tienen por qué ser una barrera en la vida de las personas mayores. En este sentido, existen ciertos dispositivos móviles, como los proporcionados por los servicios de teleasistencia, que incorporan un botón de emergencia para ser atendidos si sucede cualquier accidente fuera del domicilio, además de otros servicios extra como la geolocalización.

Asimismo, el bienestar físico depende en gran parte de nuestro estilo de vida. Por lo tanto, muchos problemas motrices pueden prevenirse con buenos hábitos, como una alimentación saludable, ejercicio físico diario y descansar correctamente.

Soledad familiar y social

La pérdida de seres queridos es otra de las circunstancias a las que muchas personas mayores deben enfrentarse con el paso del tiempo. Asimismo, en muchos casos, las connotaciones negativas de la vejez los hacen verse a sí mismos como una carga para sus familiares, por lo que terminan aislándose.

El duelo y/o la soledad no deseada son dos factores que repercuten en la salud de las personas mayores, provocando problemas para su bienestar como: 

No obstante, la compañía es la mejor solución entre todas estas circunstancias. Estar acompañado en la tercera edad, ya sea por gente de su entorno como familiares o amigos, evita el aislamiento y previene la soledad no deseada. Con este objetivo algunos servicios como la teleasistencia ofrecen además de ayuda inmediata, compañía las 24 horas y favorecen la creación de redes sociales mediante actividades socioculturales.

Si quieres más información sobre cómo funcionan nuestros servicios, puedes ponerte en contacto con nosotros o llamar gratis al 900 835 840, estaremos encantados de atenderte.

Marginación tecnológica

Cada vez hay más avances tecnológicos diseñados para mejorar nuestra vida y facilitar las actividades cotidianas. Sin embargo, muchas de estas innovaciones están dejando atrás a un colectivo que no ha nacido en el mundo tecnológico, como son los adultos de edad avanzada.

Aunque cada vez hay más adultos mayores que utilizan un móvil, envían correos electrónicos o, incluso, se crean un perfil en una red social, hay una gran cantidad de personas de la tercera edad que no llegan a adaptarse a las nuevas tecnologías. Esto conlleva que sean excluidos de muchos procesos que, actualmente, están completamente digitalizados.

Para acabar con esta brecha digital que aísla y perjudica en gran medida a los mayores, existen cursos, muchos de ellos gratuitos, para que la gente mayor adquiera nociones básicas de tecnología.

Sin importar en qué situaciones tienen más dificultades las personas mayores, es responsabilidad de la sociedad ayudar a los adultos de edad avanzada diseñando tecnologías accesibles para todos y, sobre todo, humanizadas, porque una cosa está clara: las personas somos las mejores cuidando a otras personas.

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