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La tiroides es una parte de nuestro organismo que suele pasar desapercibida. Sin embargo, si no la cuidamos adecuadamente puede traernos graves consecuencias para nuestra salud. Por este motivo, es fundamental llevar un estilo de vida saludable y una correcta alimentación.
En este artículo te contamos en profundidad qué es la tiroides, las patologías que la afectan y su tratamiento. Asimismo, te dejamos una serie de consejos para mantener la tiroides sana y, así, prevenir cualquier problema que afecte a su correcto funcionamiento.
La tiroides es una pequeña glándula endocrina, con forma de mariposa o pajarita, situada en el cuello justo por debajo de la nuez. Aunque su peso no suele superar los 30 gramos, se trata de una parte del cuerpo con gran influencia en nuestro estado de salud. Esto se debe a que, a través de la secreción de sus hormonas, la glándula tiroides participa en gran parte de las funciones básicas de nuestro organismo, por ejemplo:
Hay ciertos signos que pueden indicarnos que nuestra glándula tiroidea no está funcionando correctamente, los principales son:
Muchos de estos síntomas pueden confundirse con otras patologías, lo que significa que podemos estar sufriendo de alguna alteración en la tiroides sin saberlo. Por este motivo, es importante conocer qué enfermedades afectan a nuestra secreción de hormonas para diferenciarlas de otras afecciones, ajenas a la tiroides.
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Como hemos mencionado antes, la tiroides es una parte fundamental para que nuestro organismo funciones correctamente. Sin embargo, se trata de un órgano muy frágil, ya que es fácil que padezca de enfermedades que alteran su capacidad de secreción hormonal.
En este sentido, las patologías que afectan a la tiroides pueden provocar excesos y déficits hormonales que, a su vez, alteran la calidad de vida de los pacientes.
Según cómo afectan estas enfermedades a la tiroides, podemos encontrarnos con varios tipos de alteraciones. Aquí te mostramos las más comunes.
El bocio se caracteriza por un aumento del tamaño de la tiroides. Entre sus causas, las principales son la falta de yodo en nuestra alimentación y antecedentes familiares. Respecto a los tipos de bocio que existen, estos pueden clasificarse en dos, según los síntomas:
En casos leves de bocio, podemos llegar a notar la zona donde se encuentra la tiroides hinchada. Si se trata de un caso serio, se puede sentir dolor en esta parte del cuello, ya que un gran aumento del tamaño de la glándula puede causar molestias al tragar o respirar.
El hipertiroidismo, o tiroides hiperactiva, aparece cuando la cantidad de hormona tiroidea en nuestro organismo es superior a la que el cuerpo necesita para funcionar correctamente. Esta condición hace que el cuerpo se acelere y varios tejidos se vean afectados, causando síntomas como:
Entre las causas de este trastorno, la más común es la sobreproducción de hormona tiroidea debido a la estimulación de la glándula tiroides. Al igual, el hipertiroidismo puede ser causado por uno o varios bultos en la tiroides que agrandan su tamaño y aumentan su actividad, lo que se conoce como bocio nodular tóxico.
El hipotiroidismo es la patología de la tiroides más común y que se caracteriza por la escasez de hormona tiroidea en el organismo. Es decir, esta patología se da cuando la tiroides no produce suficientes hormonas y el cuerpo empieza a funcionar con lentitud, causado síntomas como:
Respecto a las causas, la más frecuente es una enfermedad autoinmune, es decir, cuando nuestro sistema inmune confunde a las células tiroideas con agentes invasores y las ataca.
Se trata de un tipo de cáncer poco común, aunque el número de casos ha aumentado últimamente. No obstante, el cáncer de tiroides suele responder muy bien al tratamiento y puede llegar a curarse con cirugía.
Aunque en la mayoría de casos no se conocen las causas específicas del cáncer de tiroides, los estudios muestran que esta enfermedad está relacionada con personas que se han expuesto a la radiación o con una historia familiar de cáncer de tiroides.
Los nódulos tiroideos son tumores que se forman dentro de la glándula debido a un crecimiento anormal de sus células. Al igual que en el caso del cáncer de tiroides, no se conoce la causa de muchos de estos nódulos, a pesar de que son mucho más comunes.
En este sentido, a los 60 años, cerca de la mitad de las personas podemos encontrarnos durante un examen físico o por estudios de imágenes un nódulo de tiroides. Cabe destacar que, en el 90% de casos, estos nódulos son benignos y no presentan ningún síntoma.
Por último, la tiroiditis se refiere a una inflamación de la glándula tiroides. Esta afección engloba una serie de patologías que causan daño y destruyen lentamente las células tiroideas, que en algunos casos puede provocar una caída en los niveles de hormona tiroidea en la sangre, es decir, hipotiroidismo.
En este sentido, los síntomas de la tiroiditis dependerán de cómo afecte la inflamación al funcionamiento de la tiroides.
Frecuentemente, la tiroiditis es una enfermedad autoinmune y se desconoce por qué hay personas que producen anticuerpos contra la tiroides. Por otra parte, la inflamación de esta glándula también puede ser causada por una infección, por virus o bacteria.
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Los síntomas de las patologías de la tiroides pueden confundirse con otras enfermedades como depresión o ansiedad. Por este motivo, es fundamental en caso de duda acudir al médico para tener un diagnóstico que nos permita conocer cuál es el tratamiento más adecuado, ya que este varía según el tipo de afección.
En algunos casos, nos pueden recetar medicamentos para corregir los niveles hormonales. Si sufrimos de hipertiroidismo, los fármacos sirven para limitar la producción de hormonas y, si se trata de hipotiroidismo, su finalidad es aumentar la secreción de hormonas por la tiroides.
No obstante, hay otros casos en los que la medicación no es suficiente y se necesita una cirugía para solucionar la disfunción de la tiroides.
Los casos en los que se necesita operar la tiroides no son los más comunes, ya que normalmente la producción de hormonas suele mejorar con medicación y ciertos hábitos saludables, que veremos más adelante. Aun así, en ciertas ocasiones es necesario tratar quirúrgicamente la glándula, ya sea para extraer parte de la tiroides o para eliminar su hinchazón.
Este caso suele darse cuando sufrimos de bocio o nódulo tiroideo, es decir, cuando la glándula tiende a crecer y hay riesgo de que comprima la garganta del paciente, ocupando un espacio que no debe. Además de por crecimiento glandular rápido, también es posible que se lleve a cabo una tiroidectomía por la aparición de síntomas compresivos o la posibilidad de que el enfermo sufra una degeneración maligna.
En concreto, los estudios muestran que el tratamiento quirúrgico para pacientes con cáncer de tiroides tiene resultados positivos y muchos pacientes se recuperan por completo con un diagnóstico temprano.
Como mencionamos al principio, la mejor forma de cuidar de nuestra glándula tiroides es llevar un estilo de vida saludable. En este sentido, es importante realizar al menos 30 minutos al día de ejercicios aeróbicos para ayudar a la regulación del metabolismo. Otro hábito importante es dormir bien, ya que el cansancio y el insomnio debilitan la glándula tiroidea por la sobrecarga y el gasto de energía.
Además de lo anterior, algo fundamental para prevenir enfermedades de este órgano es la alimentación. Según varios estudios, hay ciertas comidas que influyen en el funcionamiento de la tiroides, tanto para mejorarlo como para perjudicarlo. Entre los alimentos recomendados para mantener sana esta glándula, destacamos los siguientes:
Por otra parte, hay comidas que pueden potenciar la aparición de enfermedades de la tiroides. Un ejemplo de alimentos que debemos evitar son los bociógenos, ya que se ha demostrado que pueden influir en el desarrollo de una disfunción tiroidea, como son:
Aunque es recomendable reducir la ingesta, no hace falta eliminar por completo estos alimentos de nuestra dieta. En este sentido, con lavar, hervir y cocinar los ingredientes podemos reducir su efecto bociogénico.
Al igual, los estimulantes como el alcohol, el tabaco y la cafeína son factores de riesgo de inflamación de la tiroides. Esto se debe a que aceleran el metabolismo y hacen que la glándula funcione más de lo debido.
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