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¿Qué es una persona dependiente? Todo lo que debes saber

16/12/2020

Persona dependiente sentada en una silla de ruedas

Las limitaciones físicas o cognitivas que se producen a consecuencia de enfermedades, edad u otros factores pueden dificultar nuestro día a día hasta el punto de que necesitemos la ayuda de alguien incluso para las tareas más básicas. 

Esta falta de autonomía es lo conocemos como dependencia, pero, ¿qué hay que hacer para que nos reconozcan como persona dependiente?, ¿todos los tipos de dependencia son iguales? Resolvemos todas tus dudas en el siguiente post. 

¿Qué es una persona dependiente? 

A lo largo de nuestra vida pueden darse determinadas circunstancias que mermen nuestras capacidades físicas y/o mentales. Es el caso, por ejemplo, de un accidente, la vejez o alguna enfermedad incapacitante, pero, ¿qué es una persona dependiente? 

Una persona dependiente, por tanto, es aquella que, de forma permanente y a causa de la edad, una discapacidad o enfermedad, no puede realizar las tareas básicas diarias o carece de la autonomía necesaria para la toma de decisiones. 

¿Cuándo una persona es dependiente? 

La pérdida de las capacidades físicas o mentales de una persona y por lo tanto la pérdida también de su autonomía para la realización de las actividades del día a día hacen precisa la atención y el cuidado por parte de otras personas. 

En este sentido, la ley estipula que es una persona dependiente cuando se cumplen los siguientes requisitos: 

  • Hay una limitación física, psíquica o intelectual
  • Esta provoca la incapacidad para la realización de las tareas del día a día
  • Requiere el cuidado y asistencia de otra persona 

Factores que pueden provocar la dependencia 

Como hemos comentado anteriormente, los factores que causan que una persona sea dependiente son variadas y obedecen a diferentes factores entre los que podemos destacar:

  • Físicos: Con la vejez se producen cambios en nuestras capacidades físicas, pudiendo aparecer importantes limitaciones en la movilidad. A esto se suman otros factores como padecer ciertas patologías, la pérdida de agudeza sensorial en la vista o el oído o los efectos derivados de la ingesta de determinados fármacos que pueden provocar una situación de dependencia. 
  • Psicológicos: Las enfermedades mentales también pueden provocar que una persona sea dependiente o bien por la pérdida de capacidad funcionales o por los efectos en la memoria de patologías como el alzhéimer.
  • Contextuales: La dependencia también puede estar relacionada con el entorno de la persona mayor. Es el caso de personas que sufren soledad no deseada y en aislamiento social o aquellas en la que los familiares les ayudan con todas las actividades rutinarias, incluso con aquellas que, en un principio, podrían realizar de forma autónoma. Ambas situaciones pueden derivar en casos de dependencia total, necesitando de la atención y asistencia de otra persona. 

Grados de dependencia 

Las limitaciones en el día a día determinan que es una persona dependiente, pero esta puede ser mayor o menor en función del grado de pérdida de autonomía que la persona sufra. Por este motivo y con el objetivo de poder ofrecer una asistencia acorde a las capacidades de cada uno, se establecen tres niveles diferentes:

  • Dependencia moderada: Es el grado más leve y hace referencia a aquellos casos en los que la persona precisa de ayuda una vez al día o de forma intermitente para la realización de tareas básicas diarias. 
  • Dependencia severa: En este caso el dependiente requiere de una ayuda más continuada, dos o tres veces al día para las actividades rutinarias. 
  • Gran dependencia: Este grado es el más alto y hace referencia a aquellos casos en los que la persona requiere de una atención y ayuda permanente al no valerse por sí misma.

¿Qué hacer para que se reconozca una dependencia? 

Aunque una persona considere que ella misma o alguna persona cercana cumple lo dispuesto en la ley para considerar que es una persona dependiente, es necesario que esta situación sea reconocida por el órgano competente para que el dependiente tenga acceso a la prestación por dependencia. 

Para ello es preciso presentar la solicitud de dependencia en los Servicios Sociales del municipio en el que se resida, con la documentación necesaria. La información a presentar dependerá de cada región y es que no es lo mismo realizar la solicitud de dependencia en Madrid que en Valencia, por ejemplo. Sin embargo, los documentos más habituales además del formulario específico serán el DNI, la Declaración de la Renta y el certificado de empadronamiento. Además, al ser tutor legal de una persona mayor, se debe adjuntar también la fotocopia del DNI del representado y la acreditación de representante. 

Además, para completar la solicitud de dependencia, se presentarán dos informes (social y de salud) con el fin de aportar la mayor información posible de cara a la valoración final que será realizada en el domicilio de la persona dependiente por parte de profesionales sociosanitarios que tendrán en cuenta el estado del solicitante, así como sus limitaciones y necesidades. 

Cómo favorecer la autonomía de una persona dependiente 

A pesar de que una persona sea declarada dependiente y presente dificultades para la realización de ciertas tareas diarias, al cuidar de un anciano que es una persona dependiente debemos tener algo claro: tenemos que promover su autonomía. Con esto no solo conseguiremos que mantenga cierta independencia sino que evitaremos que esta falta de autonomía aumente. Algunas de las cosas que podemos hacer para favorecer la autonomía de una persona dependiente son:

  • Recordar sus capacidades: Si queremos aumentar su autoestima y que esta siga realizando las tareas que suele hacer, debemos recordarle todas las cosas que es capaz de hacer por sí misma, quitándole importancia a aquellas para las que necesita ayuda. 
  • Limitar nuestra ayuda: Para que el dependiente pueda disfrutar de su día a día con normalidad debemos ayudarle en todo lo que necesite, pero no excedernos en esta asistencia. Lo más recomendable es observar al mayor y revisar todas aquellas tareas que puede realizar por sí mismo para que mantenga su autonomía y no se acostumbre a precisar ayuda en todo. 
  • Adaptar el entorno: Para ayudar a que mantenga esta independencia y pueda realizar tareas por sí mismo, debemos acondicionar el hogar de forma que este no se encuentre con obstáculos en su camino. Quitar objetos del paso o instalar asideras en el baño o alfombras antideslizantes en la ducha son algunos buenos ejemplos.