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Diagnóstico del alzhéimer

31/07/2020

Consulta de un neurólogo, especialista encargado del diagnóstico del alzhéimer, con un cerebro de plástico y un estetoscopio sobre la mesa

El alzhéimer es una de las principales enfermedades que afectan a la tercera edad. Una dolencia neurodegenerativa que se caracteriza por la pérdida de memoria progresiva. Detectarlo a tiempo y realizar un diagnóstico adecuado serán claves para conseguir una evolución más lenta de la enfermedad. Descubrimos cómo se diagnostica el alzhéimer en este artículo.

Primeros síntomas de alzhéimer

La pérdida de memoria es el principal signo que se relaciona con el alzhéimer, sin embargo, este no tiene por qué ser concluyente ni el único síntoma. También dependerá de la persona y su entorno que estos signos aparezcan en mayor o menor número e intensidad. Pero ¿cómo se detecta el alzhéimer en personas mayores? Estos pueden ser algunos de los indicadores:

  • Cambios de memoria que dificultan la actividad diaria: Aunque es el síntoma más identificativo de esta dolencia, lo cierto es que la pérdida de memoria también puede ser fruto de otros motivos como la propia edad o el despiste. Olvidar fechas o detalles en un momento puntual, pero recordarlos después es normal, pero olvidar eventos importantes, solicitar la misma información una y otra vez o depender de recordatorios pueden ser un indicador de las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer.
  • Problemas para recordar nombres de objetos u otras palabras: Tener dificultades para recordar nombres comunes puede ser un síntoma del alzhéimer. Sin embargo, también puede ser un síntoma de otro tipo de problemas como ansiedad o trastornos mentales. 
  • Problemas para planificar o resolver problemas: Con el alzhéimer las habilidades que se tenían en algunos ámbitos pueden verse mermadas. La persona puede tener dificultad para realizar recetas de cocina o cuentas numéricas.
  • Dificultad para realizar tareas habituales: Es habitual que el mayor pida ayuda para realizar tareas con las que no está familiarizado, como las relacionadas con la tecnología. Sin embargo, si presenta dificultad para realizar tareas cotidianas a las que está habituado como las labores del hogar, sí puede orientarnos en el diagnósticos del alzhéimer.
  • Desorientación: El enfermo puede perder la noción del tiempo y no recordar la estación o el mes. También es posible que no recuerde en qué lugar está ni cómo ha llegado allí.
  • Dificultad para evaluar situaciones: Puede llegar un punto en el que persona que sufre esta enfermedad no valore de forma correcta la situación en la que se encuentra y ponga su vida en peligro. 
  • Problemas para comprender imágenes visuales: La vista es uno de los sentidos que se resiente con el paso de los años. Sin embargo, existen indicadores que se atribuyen al alzhéimer como distinguir distancias o colores.
  • Dificultad para utilizar palabras escritas o habladas: El mayor puede no encontrar la palabra correcta, dar demasiadas vueltas para explicar un concepto sencillo o quedarse callado en mitad de una frase sin saber cómo continuar.
  • Colocación de objetos en distintos lugares de los habituales: El enfermo puede colocar objetos cotidianos en lugares insospechados y perderlos, sin poder recordar qué ha hecho con ellos.
  • Falta del buen juicio: La persona puede comenzar a descuidar su higiene o alimentación y realizar acciones perjudiciales para su salud o economía.
  • Pérdida de iniciativa en el trabajo: El cansancio de las obligaciones del día a día es normal, pero no si el mayor comienza a dejar de participar en actividades sociales o en sus hobbies favoritos.
  • Dificultades para tomar decisiones: La mente de un enfermo de alzhéimer puede convertirse en un verdadero puzzle con piezas que no encajan. Por ese motivo, tomar una simple decisión y tener que encajar esa pieza en su hueco puede resultarles muy difícil. Desde que ropa ponerse, que comer o que ver en la televisión. 
  • Cambios de humor o personalidad: El alzhéimer puede cambiar el carácter de una persona haciéndola más temerosa, desconfiada o deprimida.
  • Dificultad para realizar tareas que requieren cálculos: Tareas tan simples como sumar 2+2 pueden llegar a ser todo un desafío para las personas que empiezan a sufrir los primeros síntomas de esta enfermedad.

¿Cómo se detecta el alzhéimer en personas mayores?

Aunque las señales descritas anteriormente pueden ser indicadores de que una persona padece alzhéimer, la mayoría de ellas trazan una fina línea entre esta dolencia y los signos habituales de la edad u otras patologías comunes en personas mayores de 65 años. Por ello, aunque estos signos nos puedan poner sobre la pista, será un especialista quien realice el diagnóstico de alzhéimer.

Si crees que tú o alguien de tu entorno puede padecer alzhéimer, consulta con el médico para que este realice una evaluación sobre sus capacidades cognitivas y otros biomarcadores y, si lo estima oportuno, pruebas que determinen si se sufre esta enfermedad o no.

¿Y cómo se diagnostica el alzhéimer? Actualmente no existe ninguna prueba que sea por sí misma concluyente, sino que se necesitan varias para diagnosticar la enfermedad.

Pruebas clínicas

En estas pruebas, podemos hablar de, por ejemplo, un electroencefalograma. Ésta suele realizarse si existe historia de convulsiones, pérdida de conciencia, episodios de confusión o deterioro clínico rápido.

Pruebas de laboratorio

Es posible que el médico decida realizar un análisis de laboratorio para descartar otros trastornos que provocan síntomas similares a los de la demencia de la enfermedad de Alzheimer, como trastornos de la tiroides o insuficiencia de vitamina B12.

También puede recomendar un examen del líquido cefalorraquídeo para llegar al diagnóstico. En el líquido cefalorraquídeo se pueden medir los niveles de proteína amiloide y tau. La proporción que haya de estas proteínas puede ayudar a determinar si hay enfermedad de Alzheimer. En la mayoría de los casos de esta enfermedad, no es necesario hacer un examen del líquido cefalorraquídeo, pero puede ser útil en casos atípicos y de rápida evolución.

Evaluación neuropsicológica

Durante el diagnóstico del alzhéimer, se suele valorar las habilidades de razonamiento y memoria de la persona.

Uno de los test más conocidos y utilizados es el Mini-mental, que es un test sencillo que puede ser realizado en un corto espacio de tiempo y que es muy útil para una valoración inicial. Consiste en una serie de preguntas o pruebas relacionadas con la orientación temporal, la concentración y el cálculo, el lenguaje y la memoria

Pruebas de imagen

La neuroimagen es la única herramienta que tenemos para detectar directamente los cambios que se producen en el cerebro antes de la aparición de los primeros síntomas del Alzhéimer. También ayudan a descartar otras causas (hemorragias, tumores cerebrales o ictus), a distinguir distintos tipos de enfermedades cerebrales degenerativas o ver el grado de degeneración del cerebro.

Dentro de estas pruebas están:

  • Imágenes por resonancia magnética: Se utilizan ondas de radio e imanes para crear una imagen detallada del cerebro. Tiene como objetivo ver las anomalías en la parte del cerebro más afectada por la enfermedad. Es también muy útil para ver el grado de atrofia de las áreas cerebrales sensibles a la progresión del alzhéimer.
  • Tomografía computarizada: Utiliza rayos X para obtener imágenes transversales del cerebro. Permite realizar un análisis de la estructura del cerebro y es muy útil en el diagnóstico inicial de la enfermedad, para poder descartar otras causas responsables de las pérdidas de memoria.
  • Tomografía por emisión de positrones: Utiliza una sustancia radioactiva conocida como trazador radioactivo para detectar sustancias en el cuerpo. Permite ver la presencia y extensión en el cerebro de acumulación de proteínas beta-amiloide y TAU.

Pruebas genéticas

El alzhéimer es puramente hereditario solo en menos del 1% de los casos, por este motivo este tipo de prueba no se realiza habitualmente. Suele acudirse a ella cuando el alzhéimer es muy precoz o existe historia familiar de esta enfermedad.

Exploración física completa

En la exploración, el médico revisará la historia clínica, los antecedentes farmacológicos y los síntomas (grado de deterioro de la memoria, causa de los síntomas, cambios de conducta) de la persona.

Se realizará una evaluación física y se comprobará que el afectado no tenga otras afecciones que pudiesen estar causando los síntomas como secuelas de ictus pasados, enfermedad de Parkinson, depresión y otras enfermedades.

Estudio de la función cognitiva

Para comprobar en que estado se encuentran las funciones cognitivas del posible afectado, se lleva a cabo un estudio que puede consistir en distintas pruebas como son recordar una lista corta de palabras o copiar un dibujo.

Examen del lenguaje

A menudo, los médicos realizan un test de fluidez verbal si existe algún indicio de que la persona pueda tener alzhéimer. Esta prueba consiste en darle a la persona un minuto para enumerar tantas cosas como sea posible de una categoría.

Exámenes de sangre

Se realizan análisis de sangre para descartar otras afecciones que provocan algunos síntomas similares a los del Alzhéimer, como infecciones, trastornos del tiroides o insuficiencia de vitamina B12.

Tomografía computarizada

Se trata de una prueba en la que se usa una computadora conectada a una máquina de rayos X para crear una serie de imágenes detalladas del interior del cuerpo.

Las imágenes se toman desde diferentes ángulos y se usan para crear vistas tridimensionales de los tejidos y órganos.

Resonancia magnética

La resonancia magnética puede detectar anomalías cerebrales asociadas con el deterioro cognitivo leve y se puede utilizar para predecir pacientes con deterioro cognitivo leve que podrían eventualmente desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

En las primeras fases de la enfermedad, una resonancia magnética del cerebro puede ser normal. Sin embargo, en etapas posteriores, la resonancia magnética puede mostrar una disminución en el tamaño de diferentes áreas del cerebro.

Imagen de la bata de un médico especializado en el diagnóstico de alzhéimer
El diagnóstico de alzhéimer ha de hacerlo un especialista en base a una serie de pruebas médicas

Otras pruebas menos frecuentes

Existen otras pruebas que, aunque menos frecuentes, también son utilizadas en el diagnóstico del alzhéimer.

Estudio del líquido cefalorraquídeo

Con el objetivo de concretar el diagnóstico, el especialista puede requerir este tipo de prueba que consiste en extraer líquido cefalorraquídeo a través de una punción lumbar. Los niveles de proteínas en el líquido ayudarán a determinar la presencia o no de la enfermedad.

Estudio de la actividad cerebral

Este se lleva a cabo con un electroencefalograma que recoge la actividad eléctrica del cerebro en situación basal y con métodos de activación, como la hiperventilación y la fotoestimulación.

La señal eléctrica recogida se amplifica y representa en forma de líneas. Existen patrones normales y patrones anormales que hacen sospechar lesiones o enfermedades características.

Tomografía por emisión de positrones

Esta prueba conocida más comúnmente como PET es un tipo de estudio por imágenes. Se utiliza una sustancia radiactiva llamada marcador para buscar cualquier tipo patología en todo el cuerpo.

Evaluación de los efectos de la medicación

Es probable que algunos medicamentos, por sus efectos secundarios, provoquen ciertas dificultades para recordar cosas como son ansiolíticos, medicamentos para reducir el colesterol o anticonvulsivos.

Por ello, hay que estudiar la medicación que la persona está tomando para no confundir los síntomas.

    Etapas del alzhéimer

    La enfermedad de Alzheimer cuenta con varias etapas desde su detección. La progresión de la dolencia es gradual y puede tener una duración de 2 a 20 años en los que, dependerá de cada enfermo, este pasará de una fase a otra con mayor o menor celeridad.

    Primera etapa: leve 

    En la etapa temprana del Alzheimer, la persona puede desenvolverse de forma independiente. Es posible que pueda conducir, trabajar y participar de actividades sociales. Sin embargo, los primeros síntomas de la enfermedad empiezan a aparecer. 

    Cambios en la memoria

    La persona puede sentir que tiene episodios de pérdida de memoria, que incluyen:

    Dificultad para recordar hechos recientes 

    Olvidar determinados detalles de acciones que se han llevado a cabo recientemente. 

    Pérdida de memoria a corto plazo 

    No recordar hechos que han sucedido en un periodo de tiempo cercano al actual. 

    Olvidos frecuentes 

    Tales como olvidar las llaves dentro de casa o dejar las luces encendidas.

    Dificultad para realizar tareas cotidianas

    Cocinar, bañarse...

    Dificultad para comunicarse

    Confusión con las palabras y la forma de expresarse. 

    Cambios en el comportamiento y en el humor

    Irascibilidad, tristeza...

    Cambio en el patrón de sueño 

    Es muy probable que se den problemas a la hora de dormir como el desvelo durante la noche o cambio en las horas en las que se duerme. 

    Segunda etapa: moderada

    En esta segunda fase la enfermedad comienza a hacer mella de forma más pronunciada.

    Pérdida de la memoria a largo plazo

    Además de empezar a tener problemas a la hora de recordar acontecimientos recientes y pasados el enfermo se enfrentará a:

    Incapacidad de recordar acontecimientos pasados

    Existe una pérdida de información de la historia personal.

    Mayor dependencia para realizar actividades

    El daño a las células nerviosas del cerebro puede dar lugar a:

    Problemas para realizar tareas cotidianas

    Algo tan simple como ducharse o elegir la ropa puede complicarse muchísimo para una persona que se encuentra en esta fase de la enfermedad.

    Mayor confusión acerca de lugares y personas

    El afectado puede desorientarse y no identificar hora, fecha ni lugar en el que se encuentra. Además, presentará dificultades para reconocer rostros familiares. Este último síntoma es uno de los más duros tanto para la persona como su círculo.

    Cambios en la personalidad

    A medida que avanza la enfermedad, se producen cambios en la personalidad y el comportamiento, como el recelo y el delirio, o se dan comportamientos repentinos y repetitivos.

    Problemas para comunicarse

    El deterioro de las funciones cerebrales puede dificultar la expresión de pensamientos o que confunda palabras.

    Aislamiento social

    Todos estos síntomas hacen que el mayor se aísle en si mismo por vergüenza a equivocarse o “molestar” al resto. En estos casos, aparte de brindar apoyo y compresión por parte de su círculo cercano, es bueno contar con un profesional que pueda ayudarle a transitar por todo ello.

    Tercera etapa: grave

    En la tercera y última etapa el deterioro es evidente y la persona se encuentra es una situación de dependencia absoluta. Se da:

    Pérdida de la memoria a largo plazo

    No recordar acciones que han ocurrido en un pasado.

    Incapacidad para hacer frente a situaciones cotidianas

    Para ellos es imposible ir a comprar o tener que hacer cualquier tipo de gestión.

    Incapacidad para recordar información básica

    Su nombre, la calle donde vive o simplemente hacer una suma.

    Incapacidad para reconocer a amigos y familiares

    Para el enfermo, el rostro de sus amigos y familia es un acertijo. Puede tener algún momento de lucidez, pero lo cierto es que su mente no los retiene.

    Incapacidad para realizar tareas básicas

    Necesitan ayuda para llevar a cabo acciones como comer, bañarse, vestirse e incluso caminar.

    Cambios en el comportamiento y la actitud

    Hay que tener en cuenta que con el alzheimer no solo se van los recuerdos, también lo hace su forma de ser y esta se vuelve cambiante y poco predecible.

    Importancia del diagnóstico temprano

    Detectar la enfermedad antes de que los síntomas sean evidentes

    A pesar de que el alzhéimer no tiene cura y todavía no se ha encontrado la forma de prevenirlo, sí se ha demostrado la importancia de detectarlo a tiempo para que el avance sea menor. 

    Permite a los médicos recomendar tratamientos y medicamentos más apropiados

    También, aumentan las posibilidades de participar en ensayos clínicos de fármacos.

    Permite a los pacientes y sus familiares planificar para el futuro

    Con un diagnóstico temprano, el afectado puede participar en decisiones sobre la atención, el transporte, las opciones de vivienda y asuntos financieros y legales.

    Ayuda a los pacientes a aceptar la enfermedad y afrontarla de la mejor manera

    Conocer su futuro, le permite tener tiempo de reacción y poder aceptar lo que va a venir. Además, el paciente puede buscar ayuda psicológica para afrontar las nuevas etapas de su vida.

    Tratamientos para el alzhéimer

    Aunque es una enfermedad que en la actualidad no tiene cura, si que existen distintos tratamientos para hacer que vaya más lentamente.

    Fármacos

    Los fármacos del Alzheimer se ponen en dos categorías diferentes: fármacos que pueden cambiar el progreso de la enfermedad en la gente que vive con el Alzheimer y fármacos que pueden evitar de manera temporal los síntomas de la enfermedad.

    Terapia cognitiva

    Aunque las actividades de la estimulación cognitiva (ejercicios de cálculo, de memoria, de lenguaje) están pensadas para recuperar capacidades originales, cuando se aplican para tratar el Alzheimer se encaminan más al desarrollo de estrategias compensatorias, que sirvan como vía alternativa de las funciones perdidas.

    Terapia de comportamiento

    En este tipo de terapias, se intenta dar con la razón del comportamiento del enfermo y luego sugiere estrategias alternativas para abordar la causa subyacente. Es muy útil para disminuir su impacto.

    Ejercicios mentales

    Se busca ejercitar las habilidades mentales para que las funciones cerebrales estén activas.

    Cuidados paliativos

    Los cuidados paliativos ayudan a tratar algunos de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, como depresión, ansiedad y dificultad para dormir.

    Terapia de apoyo

    Este tipo de terapia sirve de apoyo a los tratamientos farmacológicos. Con ellas se busca mejorar las relaciones sociales, fortalecer el estado afectivo, incrementar la autonomía, prevenir el aislamiento y controlar los trastornos de conducta.

    Actividades sociales

    Relacionarse con otras personas es esencial no solo por salud social sino por salud mental y física. Asistir a talleres de pintura, clases de yoga o realizar paseos en grupo son algunas actividades muy recomendables.

    Cómo y dónde solicitar ayuda para cuidar a una persona con alzhéimer

    El cuidado de un paciente de alzhéimer es muy complejo por lo que contar con una ayuda extra se hace imprescindible. Algo así como una guía para convivir con una persona con alzhéimer. Un gran apoyo en estos casos es la Teleasistencia. Desde Atenzia, ofrecemos dos tipos: la domiciliaria y la móvil, para contar con total protección tanto dentro como fuera de casa. Para más información, solo tienes que llamar al número gratuito 900 835 840 o rellenar el formulario de nuestra web.