La tensión baja en personas mayores es muy común y aunque está muy extendida la creencia de que la tensión arterial baja es preferible a la hipertensión, lo cierto es que las dos pueden suponer un grave peligro para la salud.
Si se da una caída de presión grave y repentina, puede producirse un shock hipotensivo, que dañe órganos vitales como el corazón y el cerebro. Se trata, por tanto, de una situación de emergencia que podría provocar la muerte.
Por ello, conocer las causas de la tensión baja en ancianos e identificar sus síntomas es fundamental.
Antes de conocer los factores de riesgos para que se produzca esta tensión baja en personas mayores, es importante conocer qué se considera como hipotensión arterial.
La tensión baja se produce porque la circulación de la sangre no sucede de manera adecuada y eso hace que la presión arterial baje demasiado. Sus causas son muy variadas y dependen de factores como:
Las personas mayores por el paso del tiempo son muy propensas a tener problemas de tensión. A partir de los 65, la hipotensión se vuelve una afección muy común por distintos factores como puede ser la medicación o enfermedades crónicas.
Hay ciertas enfermedades como son el Parkinson, diabetes, problemas endocrinos y algunas alteraciones cardíacas como la arritmia, angina o infarto cardíaco, insuficiencia cardíaca que son factores de riesgos para sufrir esta patología.
Los antidepresivos, analgésicos y ansiolíticos suelen estar asociados a la tensión baja. Además, en ocasiones, el tratamiento de la hipertensión mediante el uso de medicamentos diuréticos puede provocar justo el efecto contrario y ser uno de los motivos de tener la presión baja.
La tensión baja en personas mayores no es solo medible, también es visible al externalizarse a través de ciertos síntomas. Algunos de ellos son la visión borrosa, vértigos, la fatiga, la sed o las náuseas. Sin embargo, los más comunes son:
Cuando la tensión arterial baja, llega menos sangre al cerebro y, en consecuencia, menos oxígeno. Esto puede llevar a tener una sensación de mareo muy incómoda para el mayor que lo sufre y llegar a provocar caídas o accidentes.
Junto con los mareos, los desmayos son uno de los síntomas más comunes de tener la tensión baja. En estos casos, lo más recomendable es tumbar a la persona y levantarle los pies por encima del nivel del corazón. Además, para subir la tensión, se le puede dar al anciano una bebida azucarada o con cafeína como un refresco de cola.
Al bajar la presión arterial y al haber vasodilatación periférica, se produce un mecanismo reflejo del corazón que aumenta un poco el número de pulsaciones por minuto y hay personas, especialmente mujeres, que aprecian más esta sensación de palpitaciones.
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Como hemos podido ver, la tensión baja puede producir importantes molestias en la vida de las personas mayores y suponer un gran obstáculo en el envejecimiento saludable. Por ello, es importante conocer cómo controlar la tensión arterial baja en ancianos.
Si se mantiene un buen nivel de hidratación, es posible evitar que la tensión baje más de lo que debería. Es importante beber dos litros diarios de agua al día para que la tensión se mantenga en valores normales, especialmente si hace calor o se practica algún tipo de deporte.
Es fundamental seguir una dieta equilibrada para evitar los cambios excesivos en la presión arterial.
En el caso de las personas con problemas de tensión baja es importante que, aparte de seguir una dieta basada principalmente en frutas y verduras, tomen alimentos con sal, restrinjan las bebidas alcohólicas y que consuman pequeñas dosis de cafeína al tratarse de un estimulante que aumenta la frecuencia cardíaca y reactiva la circulación sanguínea.
El ejercicio físico siempre es beneficioso y más aún cuando se trata de hacer circular la sangre. De treinta a sesenta minutos de actividad física al día te ayudarán a elevar tu ritmo cardíaco, al igual que realizar ejercicios de resistencia dos o tres días a la semana.
En cada rango de edad, los valores normales de la presión arterial son distintos. En el caso de las personas con edades mayores de 60 años, la tensión arterial debe estar entre 150 y 90 mm Hg. A partir de los 65 años y hasta los 79 años lo ideal es que se encuentre entre los 140 de máximo y los 90mm Hg. Todo lo que esté por debajo de estos baremos, será considerado como tensión baja y por encima tensión alta.
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