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La parafina es una sustancia, derivada del petróleo o del carbón, que puede presentarse en forma sólida o líquida y que se utiliza en múltiples sectores. Aunque se trata de una sustancia empleada en el sector textil e industrial, cada vez son más populares los tratamientos de parafina con fines estéticos y fisioterapéuticos.
De hecho, la parafina puede ser muy recomendable para pacientes con determinadas dolencias musculares. Por ese motivo, en este artículo te explicamos en qué consiste el tratamiento con parafina y cuáles son sus beneficios, sobre todo, si sufrimos de artrosis o contracturas.
Aunque se suelen confundir y ambas son patologías que afectan a las articulaciones, la artrosis y la artritis no son la misma enfermedad. Concretamente, la artrosis aparece con el desgaste del cartílago, es decir, el tejido que protege los extremos de los huesos y facilita el movimiento de la articulación.
Como consecuencia de este proceso degenerativo crónico, las articulaciones pierden flexibilidad y los huesos se rozan, causando mucho dolor. Se trata de una enfermedad que afecta, sobre todo, a personas mayores y para la que aún no hay ninguna cura.
No obstante, existen tratamientos enfocado en aliviar los dolores y la rigidez articular. Entre ellos, la parafina es una sustancia muy utilizada, sobre todo, en pacientes con artrosis en las manos o en los pies.
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Los tratamientos con parafina se emplean tanto en sesiones de fisioterapia como de rehabilitación. Esto se debe a que esa sustancia puede usarse para:
A pesar de que los estudios demuestran que el efecto terapéutico de la parafina es seis veces superior al del agua, hay ocasiones en las que este tratamiento puede estar contraindicado. Por ejemplo, no debemos recurrir a estas terapias si contamos con alguno de los siguientes supuestos:
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Debido a que uno de los beneficios de los baños con parafina es el alivio del dolor articular, estos tratamientos suelen recomendarse a personas que sufren de artrosis en manos o pies. Concretamente, esta sustancia tiene la propiedad de calentarse muy rápidamente, además de conservar el calor durante un periodo de tiempo prolongado
En este sentido, el calor húmedo de la cera de parafina actúa sobre la zona del cuerpo que sufre de dolores y rigidez, lo que aumenta la temperatura y calma los síntomas de la artrosis. Es decir, este tratamiento funciona como un analgésico, llegando incluso a relajar los músculos y mejorar la circulación sanguínea, gracias a sus efectos vasodilatadores.
Cabe señalar que, a pesar de sus beneficios para la salud, no se ha demostrado que los tratamientos con parafina tengan propiedades curativas. No obstante, si que se ha evidenciado la eficacia de esta terapia a la hora de proporcionar alivio a aquellas personas mayores que sufren dolores articulares.
Como ya hemos mencionado, los baños de parafina suelen utilizarse para el tratamiento de la artrosis en las manos y pies, además de para otras enfermedades articulares, como la artritis y el reumatismo.
Sin embargo, a parte de su uso terapéutico, el uso de la parafina también es cada vez más frecuente en tratamientos estéticos. En este sentido, además de aliviar el dolor, este método ayuda a nutrir la piel, proporcionando un aspecto suave y con mayor elasticidad.
Por este motivo, también es un tratamiento ideal para la hidratación de pieles secas y agrietadas.
Una vez que confirmemos con nuestro médico que no existe ninguna contraindicación entre nuestra condición y el tratamiento con parafina, lo siguiente es adquirir el aparato adecuado. Es decir, antes de comprar un baño con parafina debemos tener en cuenta:
Tras haber elegido el producto adecuado, lo siguiente es conocer los pasos que debemos seguir para realizar un tratamiento con parafina para manos y pies.
Lo primero es encender el aparato, tras haberlo conectado a una corriente eléctrica, y poner la parafina en la bandeja del aparato. Después de haber cerrado la tapa, ajustamos la temperatura (entre 48 y 57 grados) y esperamos a que la cera se derrita por completo.
Cuando la cera esté lista, instalamos la placa de seguridad y nos aseguramos de que la parafina no está demasiado caliente. A continuación, metemos la mano o el pie en el baño y dejamos que la cera se seque. Debemos repetir este último paso, unas tres o cuatro veces, hasta que se forme una capa de la sustancia en toda la zona afectada.
Por último, envolvemos la mano o el pie en una bolsa de plástico, nos colocamos una manopla y dejamos reposar 15 minutos. Una vez ha pasado el tiempo de espera, nos quitamos todo y retiramos la parafina empujando con suavidad. También, podemos aplicar a la zona tratada una loción hidratante al finalizar el baño.
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