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Qué es disfagia en personas mayores: causas y tratamientos

Mujer mayor con disfagia comiendo sin ganas un plato de pasta

Los adultos mayores pueden experimentar diversos problemas a la hora de alimentarse que pueden derivar en la pérdida de peso, desnutrición o deshidratación, entre otros.

Además de la hiporexia o falta de apetito, la disfagia puede ser una de las causas de la mala alimentación en ancianos. Una condición que, si bien puede darse a cualquier edad, es más común en personas mayores llegando a afectar a 1 de cada 4 personas mayores de 70 años.

En el siguiente artículo conocemos los síntomas, tipos, causas y tratamientos de la disfagia.

Qué es la disfagia

La disfagia es la dificultad o la imposibilidad de tragar alimentos sólidos o líquidos. Las personas que la sufren experimentan problemas a la hora de pasar los alimentos de la boca al estómago, en cualquier parte del proceso. Es decir, la disfagia en ancianos no solo afecta a la hora de tragar sino también puede ocurrir a la hora de introducir el alimento en la boca, al masticar o en el desplazamiento de este de la garganta al estómago.

La sensación más habitual es la de sentir que el alimento se queda atascado o no desciende bien y, aunque la dificultad ocasional para tragar no suele ser motivo de preocupación, la disfagia persistente puede derivar en problemas más graves de salud.

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¿A quién afecta?

Aunque cualquier persona puede manifestar problemas a la hora de tragas de forma aislada, existen ciertos factores que se consideran de riesgo y aumentan la probabilidad de padecerla de forma permanente y con consecuencias más graves.

El hecho de sufrir disfagia está muy relacionado con el envejecimiento, llegando a afectar al 60% de las personas mayores que residen en un centro.

Esto se debe a que los adultos mayores tienen mayor riesgo de sufrir determinadas enfermedades o accidentes que pueden perjudicar a la correcta deglución. En patologías como el Párkinson, por ejemplo, esta condición es ampliamente prevalente llegando a afectar a entre el 52% y 82% de los pacientes.

También asociado a la edad, y a determinadas patologías, puede producirse ciertas alteraciones en las contracciones esofágicas que afecten a la ingesta.

Por otro lado, padecer ciertas enfermedades relacionadas con el sistema nervioso o neurológico como esclerosis múltiples o un accidente cerebrovascular o patologías o tumores que afecten directamente a la cavidad bucal, faringe, esófago o estómago.

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¿Es peligrosa la disfagia en ancianos?

El amplio número de músculos y conductos que intervienen en el proceso natural de deglución aumenta al abanico de posibles causas de la disfagia en personas mayores y que es importante conocer para una detección precoz.

Y es que esta condición, si no se trata a tiempo, puede derivar en complicaciones más graves que afecten a la salud del mayor como puede ser la desnutrición o deshidratación derivada de esta dificultad a la hora de tragar alimentos tanto líquidos o sólidos.

Otras consecuencias que puede tener la disfagia en ancianos son el atragantamiento, si el alimento bloquea las vías respiratorias; o neumonía por aspiración, si el alimento pasa a las vías respiratorias y no al esófago, pudiendo introducir en los pulmones algún tipo de bacteria.

Síntomas de disfagia

La disfagia puede presentarse con mayor o menor intensidad y en lo casos más leves no mostrar ninguna complicación. Los síntomas más habituales de la disfagia en ancianos son:

Mujer mayor ayudando a su pareja, un hombre mayor con disfagia, durante un ataque de tos
Conocer las señales de la disfagia en ancianos es importante para prevenir complicaciones y actuar de forma temprana.

Tipos de disfagia

Concretamente, la disfagia puede clasificarse en distintos tipos según dos criterios, el área donde se ha producido la alteración, disfagia orofaríngea o esofágica, y la causa detrás de la dificultad para tragar, disfagia mecánica, neurológica o neurogénica.

A continuación, te explicamos en detalle cada uno de estos tipos.

Disfagia orofaríngea

En primer lugar, la disfagia orofaríngea se caracteriza por la dificultad para tragar en alguna de las dos primeras fases de la deglución, es decir, el paso del alimento o líquido desde que se introduce en la boca hasta que pasa por la faringe y llega al esófago.

Debido a los problemas de tránsito del bolo alimenticio al esófago, podemos llegar a sufrir arcadas o toser al intentar tragar. Asimismo, en los casos más graves, la disfagia orofaríngea puede causar el desvió de los alimentos y líquidos hacia la tráquea, lo que supone un riesgo de atragantamiento e infección pulmonar.

Disfagia esofágica

Respecto a la disfagia esofágica, la alteración se produce durante la fase de tránsito del bolo alimenticio desde el esófago al estómago. Entre las señales de este trastorno, es frecuente tener la sensación de que los alimentos se encuentran obstruidos en el pecho o en la base de la garganta.

Al igual que la disfagia orofaríngea, la esofágica puede causar una sensación de molestia y arcadas, lo que dificulta una correcta alimentación. Pero, en los casos más graves, esta afección puede llegar a provocar vómitos constantes, imposibilitando por completo la nutrición.

Disfagia mecánica

Si hablamos de las posibles causas de la disfagia, las más frecuentes son aquellas relacionadas con la malformación o la existencia de algún problema físico en los órganos responsables del proceso de deglución.

Es decir, se considera disfagia mecánica a la dificultad para tragar debido a la presencia de tumores, estrechamientos del esófago o cuerpos extraños, entre otras causas estructurales que pueden obstruir la garganta o el esófago.

Disfagia neurológica, neurogénica o neurógena

Por último, la disfagia neurológica se produce debido a la existencia de algún trastorno del sistema nervioso central y periférico. Estos son los principales trastornos o daños neurológicos que pueden ocasionar este tipo de disfagia:

Concretamente, estas afecciones neurológicas provocan que el cerebro no mande las señales necesarias a los músculos de la garganta para que realicen el proceso de deglución correctamente.

¿Cuáles son las causas de la dificultad para tragar en ancianos?

A parte de las causas anteriores, existen una serie de factores relacionados con la edad que aumentan el riesgo de padecer disfagia en ancianos. Entre los motivos más frecuentes por los que podemos sufrir este trastorno en la tercera edad se encuentran:

En resumen, el envejecimiento es un factor de riesgo a la hora de padecer disfagia debido a la mayor presencia de afecciones en la tercera edad y al desgaste natural que sufren los músculos y órganos participantes en el proceso de deglución con el paso de los años.

No obstante, al igual que otras enfermedades frecuentes en la tercera edad, la disfagia no es un signo normal del envejecimiento.

Cuándo consultar al médico

Si tenemos la sensación de que nos cuesta tragar regularmente, es importante acudir al médico de cabecera para que valore nuestro caso, obtener un diagnóstico y establecer el tratamiento más adecuado. Asimismo, es posible que el proveedor médico nos derive al especialista en neurología u otorrinolaringología.

También, deberemos pedir una consulta médica si las dificultades para tragar van acompañadas de pérdida de peso, regurgitación, vómitos o cualquiera de los síntomas de disfagia que hemos mencionado anteriormente.

Diagnóstico de disfagia

Para empezar, el profesional sanitario nos pedirá una descripción de los síntomas y dificultades para tragar que presentamos, y nos realizará una exploración física. No obstante, para diagnosticar la disfagia suelen ser necesarias algunas de las siguientes pruebas:

Debido a que la disfagia comparte síntomas con otros trastornos alimenticios, su diagnóstico puede ser complicado. Por este motivo, es importante explicarle al proveedor médico con detalle los problemas que experimentamos al ingerir alimentos y líquidos.

Complicaciones en disfagia

El diagnostico temprano de la disfagia es fundamental para evitar graves consecuencias en la salud de las personas mayores. Aunque el impacto de este trastorno puede empezar siendo leve, la dificultad para tragar puede agravarse de forma rápida y desembocar en importantes complicaciones.

Tener problemas para ingerir alimentos y líquidos o, incluso, que nos sea imposible realizar esta acción básica, conlleva un peligro para la salud, ya que puede ocasionar una desnutrición y deshidratación. Generalmente, la incapacidad de tragar se da en casos graves de disfagia esofágica, cuando los vómitos son frecuentes y no llegamos a asimilar los nutrientes.

En este sentido, consumir los suficientes alimentos y manteneros hidratados es esencial a cualquier edad, pero aún más para las personas mayores porque puede prevenir la aparición de enfermedades y ayuda a que nuestro organismo funcione de la forma correcta.

Por otra parte, si al intentar tragar, los alimentos o líquidos se van a las vías respiratorias, esto puede provocar neumonía, al introducirse en los pulmones, o atragantamiento, al bloquear de forma total la respiración.

Ante una situación de atragantamiento o cualquier otra emergencia, disponer de un servicio de teleasistencia nos garantiza la ayuda inmediata por parte de un equipo de profesionales sociosanitarios, con sólo pulsar un botón, las 24 horas del día.

Tratamiento de disfagia

A pesar de que algunas personas con disfagia pueden recibir tratamientos invasivos, como las crujías, los más comunes y recomendables son aquellos enfocados en paliar los síntomas.

En este sentido, el tratamiento de la disfagia en ancianos tiene como objetivo conseguir que el mayor se alimente e hidrate de manera eficaz y sin riesgo, es decir, que obtenga los líquidos y nutrientes suficientes, además de prevenir la aspiración de alimentos y líquidos hacia el sistema respiratorio.

Recomendaciones para alimentar a una persona mayor con disfagia

Dependiendo del tipo y el grado de disfagia que sufra el mayor, las recomendaciones sobre su alimentación son distintas. Aun así, existen medidas generales que podemos llevar a cabo para paliar los efectos negativos de esta afección en el bienestar y la calidad de vida en la tercera edad.

En este sentido, para evitar los mayores riesgos de disfagia en ancianos, es imprescindible que estén acompañados y se sientan seguros. Aquí puedes ver algunos consejos sobre cómo alimentar a un anciano con disfagia, qué hacer si tenemos dificultad para comer y el tipo de alimentación más recomendable.

¿Cómo alimentar a ancianos con disfagia?

Debido a las consecuencias de la disfagia en ancianos, debemos conocer cómo alimentar a una persona mayor con dificultades para tragar y que esta afección no altere su rutina alimenticia. Para ello, debemos tomar las siguientes medidas:

Consejos para personas mayores con dificultad para comer

Más allá de cómo alimentar a una persona mayor con disfagia, también hay que tener en cuenta otra serie de medidas enfocadas en el día a día de las personas con dificultad para comer. Estas son:

Llevando a cabo estos hábitos diarios podemos reducir los síntomas de la disfagia y evitar algunas de sus consecuencias más graves, como atragantamientos o vómitos.

Cuidar el tipo de alimentación de ancianos con disfagia

Hay una serie de aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de elegir la alimentación para una persona mayor que padece de disfagia. Tanto el tipo de comida, como la preparación y la consistencia de los alimentos deben ser adecuados para alguien que tiene dificultades para tragar.

Aunque debe ser el especialista médico quien decida cuál es la mejor alimentación para el mayor, la dieta de un paciente con disfagia debe ser equilibrada, saludable y con alimentos que no tengan una textura pegajosa ni demasiado líquida.

Asimismo, existen los denominados líquidos para la disfagia, los cuales se proporcionan en forma de gelatina o mezclados con algún espesante para hacerlos más sólidos.

A parte de alimentos saludables y equilibradas, también es importante que las comidas sean apetitosas. En este sentido, debemos respetar los gustos de la persona mayor y preparar aquellos platos que sabemos que le gustan. También, es posible que la condición del mayor requiera de una dieta blanda.

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