
Si estamos pasando por un periodo de tristeza, pérdida, ira o frustración puede que suframos de un trastorno depresivo. Sin embargo, si esta alteración de nuestro estado de ánimo es muy duradera puede tratarse de una distimia.
En este artículo, te contamos todo sobre la distimia, qué es, cuáles son sus síntomas y sus causas, para poder diferenciarla de otras patologías, como la depresión. Asimismo, aquí puedes ver qué tratamientos hay para esta afección y consejos para combatir y prevenir este trastorno del estado del ánimo.
La principal característica de la distimia es que se trata de una afección depresiva persistente, es decir, una alteración de nuestro estado de ánimo crónica que padecemos de forma continua durante un largo periodo de tiempo.
Debido a la distimia, que es una situación de tristeza y desánimo constante, son varias las consecuencias psicológicas, físicas y emocionales, entre ellas:
A parte de la permanencia de la afección, el resto de características de la distimia son muy parecidas a las de la depresión mayor, por lo que podemos llegar a confundirnos entre estos dos trastornos.
Como ya hemos mencionado, la depresión mayor y la distimia son trastornos del estado de ánimo, concretamente del tipo depresivo. Aunque las dos afecciones cuentan con características muy similares, son varias las diferencias que las hacen ser patologías individuales, por ejemplo:
Al igual, la distimia y la depresión mayor también se diferencian en el tipo de tratamiento que necesitan y sus factores de riesgo, los cuales mostramos más adelante. Por este motivo, es importante saber cuál es la patología que padecemos para poder combatirla de forma adecuada.


El cuadro clínico de la distimia es menos severo e incapacitante que el de la depresión mayor, es decir, sus síntomas son más leves. No obstante, si no tratamos este trastorno del estado del ánimo porque nos damos cuenta de que lo estamos sufriendo, podemos llegar a desarrollar un episodio depresivo mayor.
Para prevenir esta situación, es necesario conocer los síntomas de la distimia para acudir al médico y recibir un tratamiento adecuado. En este sentido, entre las señales de alerta que debemos tener en cuenta, se encuentran las siguientes:
Generalmente, estos síntomas duran años y provocan consecuencias negativas para nuestra vida social y laboral, además de afectar a nuestra salud física, mental y emocional.
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Debemos señalar que no existe una causa única o exacta de la distimia, pero hay varias situaciones que pueden desencadenar este trastorno depresivo, siendo las más comunes:
Respecto a los factores de riesgo, lo más común es que las personas que sufren de distimia también padezcan otras enfermedades crónicas. En este sentido, tener problemas de salud, sobre todo mentales, puede alterar nuestro estado emocional y desencadenar este trastorno.
Principalmente, para el diagnóstico de la distimia, que es un trastorno depresivo, debemos acudir a un psicólogo o psiquiatra para que nos realice una evaluación psicológica. Como ya hemos dicho, esta patología suele coexistir con otras enfermedades, por lo que podemos pensar que los sentimientos negativos se deben a nuestras circunstancias y son normales.
En este sentido, si experimentamos los síntomas de una distimia, es importante acudir al especialista, ya que el diagnóstico y tratamiento en las etapas iniciales son cruciales para la recuperación. En este sentido, podemos pedir cita al médico de cabecera y contarle nuestra situación o ir directamente al especialista.
Además del examen psicológico minucioso, también será necesario que el psicólogo o psiquiatra conozca nuestra historia médica y antecedentes familiares.
Una vez que hemos sido diagnosticados y conocemos las causas detrás de este trastorno del estado de ánimo, lo siguiente es seguir un tratamiento. Aunque, como hemos dicho, la solución depende del desencadenante, estos son algunos de los tratamientos para distimia más comunes y que se ha demostrado que son efectivos, como:
Sea cual sea nuestro plan de tratamiento, es esencial que seamos constantes. Es decir, aunque nos encontramos bien, faltar a las sesiones de psicoterapia o dejar de tomar los medicamentos puede suponer volver al punto de partida de la enfermedad o que, incluso, empeoren los síntomas. Por este motivo, debemos tener paciencia, ya que superar la distimia es algo gradual.
Al igual que la distimia no es una enfermedad que, generalmente, podamos tratar por nosotros mismos, tampoco existen medidas que nos aseguren por completo su prevención. Sin embargo, si podemos seguir una serie de consejos para evitar factores de riego que puedan alterar o perjudicarnos emocionalmente. Para ello, te dejamos las siguientes recomendaciones:
También es fundamental que aprendamos a controlar el estrés, ya sea mediante la organización de nuestro día a día o con actividades como escribir un diario, el yoga o la meditación con mandalas.
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