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Cansancio y Fatiga en personas mayores

15/04/2021

Persona mayor sentada en un sofá mostrando síntomas de cansancio y fatiga

Al igual que otras afecciones, como temblores, trastornos del sueño o falta de apetito, el cansancio y la fatiga son más comunes en personas mayores que en otros grupos de edad. Sin embargo, estos trastornos no son una consecuencia natural del envejecimiento, sino que están relacionados con los cambios que nuestro cuerpo sufre con el paso de los años y ciertas enfermedades.

En este artículo te mostramos todo lo que necesitas saber sobre cómo afectan el cansancio y fatiga a las personas mayores, sus causas, tipos y tratamientos. De esta forma, podremos tomar medidas que mejoren nuestra calidad de vida durante la vejez.

Qué es la fatiga y el cansancio

Aunque el cansancio y fatiga son afecciones distintas, ambas suelen ser síntomas de enfermedades o respuestas a un esfuerzo.

Respecto al cansancio, este se caracteriza por la falta de energía para realizar alguna actividad. En el caso de la fatiga, esta es una sensación de agotamiento extremo que imposibilita llevar a cabo hasta las tareas cotidianas, es decir, una falta de energía sostenida.

Como ya hemos mencionado, el cansancio y la fatiga no son enfermedades, ya que suelen ser trastornos pasajeros que desaparecen con el descanso. Sin embargo, cuando la fatiga persiste más de 6 meses nos podríamos encontrar ante el síndrome de fatiga crónica.

Tipos de cansancios

En general, el cansancio se asocia a la falta de fuerza y energía que puede ser de dos tipos diferentes, según el origen del malestar:

  • Cansancio físico: cuando sufrimos de debilidad, dolor o tensión muscular por haber realizado un sobreesfuerzo al practicar alguna actividad física.
  • Cansancio mental: cuando somos incapaces de concentrarnos y de realizar actividades intelectuales con normalidad.

Al igual, algunas emociones negativas, como el estrés o la preocupación, también pueden repercutir en nuestro descanso y sueño, lo cual puede generar falta de energía.

Una vez que conocemos los tipos de cansancio que hay, es importante identificar qué está causando este trastorno. De esta forma, podremos saber el tratamiento que necesitamos o si debemos consultar a un médico.

Medicamentos

Es frecuente que los adultos mayores ingieran muchos medicamentos y que, entre ellos, varios tengan cansancio y fatiga como efectos secundarios, por ejemplo:

  • Antidepresivos.
  • Ansiolíticos.
  • Antihistamínicos.
  • Esteroides.
  • Medicamentos para la hipertensión arterial.
  • Medicamentos para el colesterol.

Es recomendable tomar este tipo de fármacos antes de ir a dormir para que la sensación de cansancio no repercuta en nuestras actividades diarias. Sin embargo, si este síntoma persiste y llega a imposibilitarnos realizar alguna tarea, deberemos acudir al médico para saber si el cansancio se debe realmente a la medicación y, en ese caso, si debemos cambiar de fármaco o reducir la dosis.

Falta de sueño y descanso

Una mala higiene del sueño puede conllevar que no durmamos lo suficiente y, por tanto, que suframos de cansancio o fatiga durante el día. Por este motivo, es importante seguir los siguientes consejos para mejorar nuestros hábitos de sueño:

  • Sigue un horario de sueño regular.
  • Evita el alcohol u otras bebidas estimulantes a partir de media tarde.
  • Mantente activo durante el día.
  • Utiliza ropa cómoda al dormir.
  • Asegúrate de que la habitación esté a la temperatura adecuada y en silencio.

Además de por malos hábitos, el cansancio y la fatiga pueden ser consecuencia de un trastorno del sueño, otra de las patologías más comunes en la tercera edad.

Falta de nutrientes

Debido a ciertos trastornos alimenticios, como la hiporexia, las personas mayores son más propensas a tener algún déficit de nutrientes. En este sentido, las carencias nutricionales que causan cansancio y fatiga son las siguientes:

  • Falta de vitamina B12: se trata de un nutriente esencial para el funcionamiento normal del cerebro y del sistema nervioso, por lo que su deficiencia puede provocar cansancio, problemas de concentración, anemia, alteración de las mucosas, sensación de adormecimiento y desorientación.
  • Falta de vitamina D: es la que ayuda al cuerpo a absorber el calcio, por lo que su carencia conlleva debilidad muscular, dolor de huesos y osteoporosis.
  • Falta de hierro: este mineral es necesario para el crecimiento y desarrollo del cuerpo, por lo que su falta puede producir, además de cansancio, problemas de concentración, palidez, mareo, dolor de cabeza, uñas quebradizas y caída de cabello.
  • Falta de ácido fólico: también se conoce como vitamina B9, es un nutriente fundamental ya que ayuda al organismo a crear células nuevas. La deficiencia de ácido fólico puede provocar cansancio, falta de sensibilidad en las extremidades, tendencia a la depresión y diarrea.

Es importante acudir al médico si sospechamos de alguna de estas carencias, ya que con un diagnóstico podremos saber que alimentos necesitamos incorporar a nuestra dieta o si necesitamos tomar algún suplemento nutricional.

Asimismo, podemos prevenir estas deficiencias con una alimentación sana y variada basada en los consejos que te damos en nuestro artículo Las mejores comidas para personas mayores.

Anemia

La anemia es una enfermedad que se caracteriza por un bajo nivel de glóbulos rojos o por la escasez de hemoglobina, encargada de transportar el oxígeno, en estos. Si la causa de nuestro cansancio se debe a esta patología, el médico podrá determinarlo a través de un análisis de sangre.

Una vez tenemos el diagnóstico, el especialista investigará los posibles motivos de la anemia para indicarte el tratamiento más adecuado. En concreto, hay tres razones principales por las que los adultos mayores pueden sufrir de anemia:

  • Enfermedad renal.
  • Pérdida de sangre.
  • Deficiencia de hierro.
Persona haciéndose un test de glucosa para diagnosticar una posible causa de cansancio y fatiga
Además de cansancio y fatiga, la anemia puede causar trastornos alimenticios, problemas respiratorios y alteraciones del ritmo cardiaco, entre otros síntomas.

Problemas cardiacos y/o pulmonares

Entre las causas más comunes de cansancio y fatiga en personas mayores se encuentran los problemas cardiacos, como la insuficiencia cardiaca, y los pulmonares, como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

En este sentido, una enfermedad cardíaca puede hacer que el corazón bombee sangre con menos eficiencia y que se acumule líquido en los pulmones. Como consecuencia, surgen dificultades para respirar y llega un menor suministro de oxígeno al corazón y a los pulmones.

Por eso, cuando padecemos de alguna de estas patologías es importante seguir las indicaciones del médico respecto al tratamiento y contarle si notamos cualquier señal de cansancio o fatiga.

Depresión

Sufrir depresión puede hacernos vulnerables al cansancio y a la fatiga, ya que este trastorno hace que realizar tareas sencillas nos suponga más esfuerzo. Como consecuencia, la persona con depresión no es capaz de hacer algunas actividades que antes sí llevaba a cabo, lo que deteriora su calidad de vida.

Asimismo, hay muchas causas de la fatiga, mencionadas anteriormente, que son factores de riesgo de depresión, como la falta de sueño y una mala alimentación. Por este motivo, si sufrimos de depresión o nos sentimos constantemente cansados es recomendable pedir cita con un especialista para descartar o diagnosticar otras causas.

Síntomas de la fatiga

Normalmente, el cansancio y la fatiga no son motivos de alarma, ya que suelen desaparecer en unos días o en pocas semanas. Sin embargo, como ya hemos dicho, si la fatiga es continua durante más de 6 meses, podemos estar sufriendo el síndrome de fatiga crónica, que se caracteriza por los siguientes síntomas:

  • Dificultad de concentración (o de memoria a corto plazo).
  • Dolor pronunciado en las articulaciones y músculos.
  • Aparición de faringitis.
  • Trastornos del sueño.
  • Dolor de cabeza o migrañas.
  • Malestar generalizado.

Debido a que no todas las personas presentan los mismos síntomas, ni sus efectos son tan pronunciados, existen tres grados de intensidad del síndrome de fatiga crónica:

  • Grado 1 o leve: podemos realizar actividades físicas y cognitivas, pero la capacidad de hacerlas se reduce a la mitad.
  • Grado 2 o moderado: nuestras limitaciones se vuelven muy notorias y la realización de actividades disminuye a un tercio de lo que se hacía antes de padecer el síndrome de fatiga crónica.
  • Grado 3 o grave: en este nivel sufrimos la imposibilidad de realizar cualquier actividad y la necesidad de estar encamados la mayor parte del día.

La causa concreta del síndrome de fatiga crónica es desconocida, pero si se saben algunos factores que pueden ser desencadenantes de este trastorno. Entre ellos, los principales son infecciones virales, problemas del sistema inmunitario, desequilibrios hormonales o algún tipo de trauma (físico o emocional).

Tratamiento

Para tratar de forma correcta el cansancio y la fatiga es fundamental saber qué es lo que causa estos síntomas. Por lo tanto, si la falta de energía se debe a ciertos malos hábitos, podemos realizar unas rutinas saludables que mejorarían nuestro estado de ánimo y vitalidad, como:

  • Procura dormir ocho horas.
  • Cena alimentos ligeros.
  • No te saltes el desayuno.
  • Come suficientes frutas y verduras.
  • Mantente hidratado.
  • Planifica tu jornada.
  • Haz ejercicio y evita el sedentarismo.
  • Reserva algo de tiempo cada día para relajarte.
  • Realiza ejercicios de respiración al levantarte y antes de dormir.

Si seguimos estas pautas y, aún así, no dejamos de sentirnos sin energía, es posible que la causa de la fatiga sea alguna enfermedad. En este caso, tendrá que ser el médico de cabecera el que nos diagnostique y nos aconseje el tratamiento más adecuado a nuestra condición.

Respecto al síndrome de fatiga crónica, actualmente no existe ningún tratamiento para erradicar esta patología. Por este motivo, los especialistas facilitan medidas que sirven para reducir la sintomatología.