03/02/2021
Mantenernos activos cuando envejecemos no solo mejora nuestra salud física, además afecta positivamente a nuestra calidad de vida, humor, autoestima y bienestar. Por este motivo, es muy recomendable hacer ejercicio a partir de los 60 años, siempre teniendo en cuenta nuestras características físicas y necesidades particulares.
Desde prevenir ciertas enfermedades propias de la tercera edad, hasta evitar la soledad y la depresión, existen numerosos beneficios de la actividad física en personas mayores. En este sentido, debemos conocer cuál es la mejor forma de ejercitarnos para que el entrenamiento sea lo más efectivo posible. En el siguiente artículo te explicamos el tipo de ejercicio ideal, los hábitos con lo que acompañar nuestra rutina de actividades y los deportes no recomendables en la tercera edad, entre otros consejos.
En primer lugar, el ejercicio ideal depende del estado de salud de la persona que lo vaya a practicar. En este caso, vamos a referimos a personas mayores de 65 años, sedentarios o que lleven mucho tiempo sin hacer deporte. Para este grupo de personas es muy importante empezar con un nivel moderado de actividad, con ejercicios del día a día, como:
Aunque se suele asociar el ponerse en forma con la disciplina deportiva, en realidad son las actividades cotidianas las que nos permiten mantener y mejorar nuestro estado físico.
Como hemos dicho anteriormente, es importante empezar con un ejercicio moderado y constante. Pero, para disfrutar de la mayor cantidad de beneficios de la actividad física en personas mayores, tenemos que incrementar gradualmente la duración e intensidad de estas actividades. Por ejemplo, al cabo de unas semanas, podemos cambiar progresivamente el caminar durante 15 minutos al día a realizar un paso ligero de media hora.
Para aumentar los beneficios de la actividad física en personas mayores, es importante acompañar una rutina de ejercicio periódica con otras prácticas saludables. Así, además de evitar los efectos perjudiciales del sedentarismo, también podremos prevenir otras malas costumbres que puedan limitar nuestra vida cotidiana e, incluso, aumentar o generar un cierto grado de dependencia. Entre estos hábitos saludables, los más importantes son:
Es tan importante estimular el cuerpo con ejercicios, como la cabeza. Es decir, no solo hay que mantenernos activos físicamente, también debemos potenciar nuestra mente para no perder ciertas habilidades.
Hay muchas maneras de tratar de incrementar la capacidad cognitiva de una persona mayor. Lo más recomendable es realizar ejercicios de memoria sencillos, como recordar las actividades que ha llevado a cabo a lo largo del día o memorizar teléfonos. De esta forma, lograremos ejercitar nuestro cerebro y mantenerlo en forma durante más tiempo.
Una alimentación adecuada viene de la mano de la cantidad de actividad física que practicamos. Aun así, existen una serie de nutrientes esenciales que toda persona mayor debe implementar en su dieta para disfrutar de un envejecimiento saludable.
Cuanto menos ejercicio hagamos, menos consumo de alimentos energéticos necesitaremos. A parte de esto, para una dieta equilibrada y variada, deberemos reducir las grasas y aumentar el consumo de fruta, verduras y fibra.
Existen ciertos problemas de salud que se pueden evitar o, incluso curar, si se consigue realizar un diagnóstico precoz. Por este motivo, es importante visitar al médico de cabecera periódicamente para controlar el estado de nuestra salud general.
Asimismo, en el caso de padecer de alguna enfermedad, deberemos acudir a un especialista para consultar cómo implementar los hábitos saludables anteriores a nuestra vida diaria. En este sentido, si sufrimos de patologías como la diabetes o afecciones cardiacas, hay determinados alimentos y actividades físicas que tendremos que dejar de lado.
El consumo de sustancias nocivas, como el tabaco o alcohol, contribuye al riesgo de padecer enfermedades y al deterioro de la salud física y mental. Cuanto antes acabemos con estos hábitos perjudiciales, nuestro organismo tendrá más tiempo para recuperarse de sus efectos negativos.
Con todo esto, no solo haremos que los beneficios de la actividad física en personas mayores sean más notorios, sino que también conseguiremos un envejecimiento activo y con calidad de vida.
En general, para mantenerse saludable, los adultos deben realizar al menos 150 minutos de actividades variadas a la semana. De esta forma, debemos conocer los diferentes tipos de ejercicios para distribuir el tiempo de nuestra rutina de entrenamiento de la forma más eficiente y adecuada para nuestras capacidades.
Además de las recomendaciones que hemos recopilado anteriormente, como alimentarnos adecuadamente, fortalecer nuestros músculos o ajustar el tiempo y la intensidad del ejercicio, existen otras precauciones y consejos que debemos saber a la hora de realizar cualquier actividad física en la tercera edad, como son:
Es falso que, al hacer un entrenamiento vigoroso, el riesgo es superior a los beneficios de la actividad física en personas mayores. Es decir, la edad no es lo que condiciona la cantidad y la intensidad del ejercicio que podemos realizar, sino nuestro estado de salud. Por este motivo, es necesario valorar nuestra condición física, antes de decidir nuestra rutina de entrenamiento, por razones de seguridad, de eficiencia y de control individual de los resultados. Entre los aspectos más importantes que debemos evaluar, se encuentran:
A pesar de ser mentira, se puede caer en el estereotipo de que realizar deporte es arriesgado para personas mayores de 60 años. No obstante, hay algunos ejercicios desaconsejados en la tercera edad, sobre todo para personas con algún problema de salud o que acaban de empezar a realizar algún tipo de actividad física, como son:
La actividad física puede ayudarnos a vivir una vida más sana, feliz y autónoma, siempre que la practiquemos con cuidado y teniendo en cuanta nuestros límites.
¡Suscríbete y recibirás consejos de salud, cuidados, alimentación y mucho más!