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Síndrome del cuidador: qué es y cómo combatirlo

24/12/2020

Persona mayor sentada al lado de un familiar, quienes más sufren el síndrome del cuidador

En algunos casos, las enfermedades provocan un gran impacto en la vida de quienes las sufren, causando una serie de consecuencias físicas, cognitivas y emocionales que conllevan una pérdida de independencia. Sin embargo, no hay que olvidar que las personas que conviven y cuidan de una persona dependiente también se enfrentan a un profundo desgaste emocional y físico, pudiendo llegar a experimentar el síndrome del cuidador.

¿Qué es el síndrome del cuidador?

Cuando hablamos del síndrome del cuidador nos referimos al trastorno que se presenta cuando al cuidar de una persona enferma se vive en un estado de estrés continuado. Es decir, tener que afrontar una lucha diaria contra la enfermedad provoca un agotamiento físico y psicológico del encargado de asistir al enfermo, sobre todo si se trata de un familiar.

Por ejemplo, según datos de la Fundación Pasqual Maragall, la atención directa a personas con alzhéimer en España recae en la familia en el 80% de los casos. En este caso, se trata de una enfermedad que según avanza vuelve más dependientes a los que la sufren, requiriendo mayor tiempo y energía del responsable de cuidar y vivir con una persona enferma de alzhéimer

En concreto, existe un perfil del cuidador de una persona dependiente: mujer de mediana edad, familiar directo del afectado y muy voluntariosa. Al igual, se dan otros rasgos comunes como la intención de compaginar sus actividades ordinarias con la responsabilidad de asistir al enfermo, aunque espera ser ayudada por su entorno más cercano. También se caracterizan por creer que esta será una situación llevadera y que no se prolongará demasiado tiempo.

Causas

Como hemos mencionado anteriormente, la causa principal de este trastorno es el continuo estrés, pero existen otros factores que también afectan al cuidador y que, incluso, empeoran su sensación de angustia y ansiedad. Estas son:

  • Sentimiento de frustración, impotencia y rabia: debido a que se puede afrontar la enfermedad de un ser querido con expectativas poco realistas, muchos cuidadores se llevan grandes decepciones cuando intentan mejorar la calidad de vida del paciente por encima de sus posibilidades reales.
  • Afrontar una situación nueva que les supera: la falta de control por escasez de dinero, recursos y habilidades para gestionar el cuidado de la persona afecta profundamente a la salud mental.
  • Cansancio persistente y problemas de sueño
  • Desatención de uno mismo y aislamiento social: al dejar de sus aficiones, el salir con amistades y tomarse un tiempo libre, el cuidador acaba aislado y perjudicando su calidad de vida.
  • Malestar físico: como dolores o molestias.

Este conjunto de problemas y emociones puede desarrollar con facilidad una serie de afectaciones psicológicas y físicas. Como ejemplo, las más comunes son: empeoramiento del estado de ánimo, depresión, ansiedad, dolores musculares o de cabeza y desajustes gastrointestinales, entre otros.

Síntomas

Es importante saber detectar los principales factores de riesgo que pueden inducir a la aparición del síndrome del cuidador y, así, actuar rápidamente para reconducir la situación. Las señales de alerta a las que tenemos que prestar especial atención se dividen en tres grupos: síntomas físicos, emocionales y sociales.

Síntomas físicos:

  • Fatiga crónica y cansancio persistente.
  • Aumento o disminución del apetito y alteraciones del peso.
  • Conductas de consumo abusivas: tabaco, alcohol, pastillas o medicamentos.
  • Dolores musculares, palpitaciones y molestias digestivas.
  • Abandono personal del aspecto, higiene, aficiones, etc.

Síntomas emocionales:

  • Labilidad emocional: cambios de humor repentinos.
  • Tristeza e irritabilidad.
  • Dificultades cognitivas: problemas de memoria o atención.
  • Depresión y ansiedad.

Síntomas sociales:

  • Problemas laborales
  • Aislamiento social y familiar
  • Pérdida de interés en las aficiones personales y en los momentos de ocio
  • Aislamiento familiar y social
  • Desaparece el interés hacia las personas de nuestro alrededor
  • Perder la relación con amistades, familiares y compañeros
Cuidador sosteniendo las manos de una anciana, una forma de cómo tratar a una persona mayor
El síndrome del cuidador puede desembocar en que la persona que lo sufre vea de forma negativa todos los aspectos relativos al cuidado.

Fases del síndrome del cuidador

Una vez sabemos cuáles son los síntomas del síndrome del cuidador, es necesario conocer cuál es el proceso de desarrollo de este trastorno. De esta forma, se podrá actuar para evitar que la situación empeore antes incluso de que se presenten los primeros efectos en la salud del cuidador. Estas fases son:

Un líder para la nueva situación

Lo común ante la repentina enfermedad de un ser querido, que involucre un alto nivel de dependencia, es que un solo miembro de la familia asuma el papel del cuidador principal. Al aceptar este rol, la persona carga con el sobreesfuerzo y la responsabilidad que supone sobrellevar una situación como cuidar de una persona mayor.

Desequilibrio entre recursos y necesidades

Al poco tiempo, el cuidador se ve sobrepasado por la excesiva cantidad de demandas del paciente y sus, cada vez menores, recursos personales y materiales. Como consecuencia de este desequilibrio, las fuerzas físicas y mentales de la persona encargada de los cuidados se van agotando.

Reacción al sobreesfuerzo

Por último, la tercera fase se caracteriza por ser el punto límite, es decir, cuando reaccionamos al sobreesfuerzo. Aquí es cuando aparecen las consecuencias del síndrome del cuidador y, a su vez, nos enfrentamos a una serie de sentimientos encontrados:

  • Perder el control de la situación, pero seguir queriendo cuidar bien de nuestro ser querido.
  • Reaccionar mal y sentirnos luego culpables por ello.
  • Sentir que las circunstancias nos superan.
  • Sufrir la culpabilidad constante al dedicarnos tiempo a nosotros mismos para disfrutar de las cosas.

¿Qué hacer para prevenir el síndrome del cuidador?

Como conclusión, lo más importante a la hora de prevenir el síndrome del cuidador es aceptar que existe un problema. De esta forma, una vez detectemos alguno de los síntomas de este trastorno, podremos tomar la primera medida para evitar que los problemas vayan a más: recuperar el control.

Entre otras cosas, para lograr este paso podemos empezar por solicitar información o investigar sobre aspectos médicos o de otro tipo que pueden servir de ayuda para atender al enfermo de la mejor manera: la evolución de la enfermedad, la medicación o la adaptación del hogar.

Asimismo, existen una serie de servicios y ayudas para personas mayores que pueden mejorar su calidad de vida, así como la de las personas responsables de sus cuidados, ofreciendo apoyo para el día a día. Por ejemplo, al estar a cargo de una persona dependiente, se puede acceder a la solicitud de dependencia, una forma de aliviar alguno de los sobreesfuerzos que suponen los cuidados, como el económico.

Al igual, la teleasistencia es otro de los servicios que pueden ayudar a prevenir o superar el síndrome del cuidador, mediante la atención integral e inmediata las 24 horas del día.

Consejos para evitar su aparición

  • Conocer bien los síntomas y lo que producen en la persona afectada.
  • Recuperar la propia identidad, más allá del rol de cuidador.
  • No ser el único cuidador a cargo del enfermo.
  • Pedir ayuda cuando se necesita.
  • Reconocer y saber gestionar las propias emociones y sentimientos.
  • Mantener unos hábitos de vida saludables.
  • Buscar espacios para uno mismo y momentos de respiro, trabajar el autocuidado.
  • Mantener las aficiones y evitar el aislamiento social.
  • Facilitar a la persona dependiente que ejerza la máxima autonomía que pueda.
  • Evitar los pensamientos negativos, ser positivos y recurrir al humor.
  • Recurrir cuando sea necesario a los profesionales sanitarios.

Siguiendo todos estos pasos es posible prevenir la aparición del síndrome del cuidador, pero si, aun así, estás pensando en contratar un servicio de teleasistencia privada, llama gratis al 900 835 840 y te informaremos.