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Qué hacer si una persona mayor no quiere ir a una residencia

25/04/2022

Cuidadora sosteniendo la mano de una mujer mayor

Con el paso de los años, es frecuente que las personas mayores sufran ciertas limitaciones, debido al deterioro natural de las capacidades que conlleva el envejecimiento, enfermedades crónicas u otros factores. Estas dificultades físicas o cognitivas pueden afectar a la autonomía de los ancianos, quienes pueden llegar a necesitar la ayuda de alguien incluso para las tareas más básicas.

En este sentido, según el grado de dependencia, los adultos de edad avanzada pueden requerir de una atención y cuidados continuos que les impide vivir por su propia cuenta. Ante estas situaciones, es frecuente que los familiares, si no pueden hacerse cargo de las necesidades del mayor, valoren su ingreso en una residencia.

Sin embargo, son muchos los ancianos que no quieren ir a una residencia, ya que se trata de un gran cambio en su vida al que les suele costar mucho adaptarse, entre otros factores que hacen que prefieran envejecer en sus domicilios. Por ese motivo, antes de ingresar a una persona mayor en un centro geriátrico, debemos tener en cuenta una serie de cuestiones que te contamos en este artículo.

Valorar la viabilidad de que viva solo

A pesar de que son centros estructurados para atender a personas en una situación de dependencia, no siempre es necesario ingresar a los mayores en una residencia si padecen de cierta pérdida de autonomía. De hecho, como ya hemos mencionado, la mayoría de los ancianos desean envejecer en su casa, es decir, que no quieren ir a una residencia.

Por este motivo, lo principal es valorar cuál es la situación del adulto, su grado de dependencia y conocer si es viable que viva por su cuenta. En este sentido, un anciano con una dependencia moderada o que no sea un gran dependiente puede permanecer en su domicilio y recibir la ayuda que requieran en cada momento, gracias a una serie de servicios alternativos a las residencias que os mostramos más adelante.

¿Se puede ingresar a una persona mayor en una residencia sin su consentimiento?

Un grado elevado de dependencia no es solo una situación que afecta a las personas que lo sufren, también repercute en la vida de sus familiares y seres queridos. En este sentido, cuidar y atender a una persona dependiente suele provocar un elevado desgaste emocional y físico que puede llevar a padecer el síndrome del cuidador.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que, si los ancianos no quieren ir a una residencia, no se les puede obligar. Es decir, no se pude ingresar a una persona mayor en un centro geriátrico en contra de su voluntad.

No obstante, debemos diferenciar entre aquellas personas que pueden dar consentimiento y aquellas con un alto grado de dependencia que han perdido en gran medida su capacidad de decisión. En este sentido, solo un juez puede dictaminar el ingreso de un anciano en una residencia sin un consentimiento expreso.

Para ello, es necesario que la competencia jurídica declare la incapacitación del mayor, un procedimiento que se efectúa, sobre todo, en personas con demencia y alzhéimer. Concretamente, la incapacidad de los mayores puede clasificarse en las siguientes dos categorías:

  • Parcial: el juez determina en qué cuestiones el mayor sigue teniendo autonomía y cuáles son las decisiones para las que no están capacitados de tomarlas por su cuenta.
  • Total: en este caso, la persona no tiene capacidad de realizar actos de carácter jurídico, por lo que debe ser el tutor el que tome las decisiones legales y burocráticas por el mayor dependiente.

Aunque se trata de un proceso que limita el poder de decisión, la incapacitación no anula los derechos ni libertades del individuo. Es decir, se trata de una medida legal para proteger al paciente, evitando que tome decisiones de las que no es consciente.

En este sentido, un juez necesita documentos, informes médicos o pruebas diagnósticas que acrediten que el mayor padece de cierto deterioro mental para poder dictaminar la sentencia de incapacitación.

Intentar convencer a los mayores

En primer lugar, la comunicación es fundamental para entender al mayor y conocer qué es lo que realmente quiere. En este sentido, al hablar con el adulto de edad avanzada de lo que piensa y siente, podremos saber qué podemos hacer para mejorar su vida.

Una vez que conocemos los deseos del mayor, lo siguiente es detectar cuál es su estado de salud para saber los cuidados y ayudas que puede necesitar. Sin embargo, son muchas las ocasiones en las que no es sencillo que los adultos de edad avanzada acepten la pérdida de independencia.

Por este motivo, es importante convencer a los mayores de que necesitan ayuda para que ciertas tareas no sean un riesgo para su salud y escuchar su opinión para elegir el servicio que él prefiera y que garantice su comodidad, cuidado, salud y bienestar.

Sobre todo, es muy importante que diferenciemos entre “convencer” e “imponer”, ya que no debemos obligar a nada a los mayores, incluso si creemos que es lo mejor para ellos.

Chica joven hablando con una mujer mayor mientras pasa un brazo por sus hombros
Para aquellos ancianos que no quieren ir a una residencia, pero requieren de ciertos cuidados en el día a día, es necesario hablar con ellos sobre su situación con empatía, comunicación y paciencia.

Errores que debemos evitar

Al igual que es importante tener una buena comunicación con los mayores, hay ciertas cuestiones que debemos evitar cuando tratamos con ancianos que no quieren ir a una residencia.

Para empezar, es fundamental no decidir por las personas mayores, salvo en el caso de que un juez haya decretado su incapacitación. En el resto de las situaciones, son los propios adultos los que deben elegir si ir o no a una residencia.

En caso de que la respuesta del mayor de ingresar en un centro geriátrico sea positiva, no debemos dejarles fuera de la búsqueda de residencia. Se trata de una decisión muy importante que debe tomar la familia en conjunto y que, además, debe contar con el visto bueno previo del mayor, por lo que es recomendable que visite varios centros antes de decantarse por uno.

Por supuesto, no debemos llevar a los mayores engañados a una residencia, ya que privar de su libertad a un adulto, no tener en cuenta sus deseos y vulnerar su derecho a decidir, son formas de maltrato que existen hacia las personas de edad avanzada.

Alternativas que garanticen tranquilidad y seguridad

Ante la pérdida de independencia de una persona mayor, ya sea por demencia, alzhéimer o alguna enfermedad crónica, son muchos los casos en los que los mayores tienen unas necesidades de atención y salud que sus familiares no pueden proporcionarles. En estos casos, lo más recomendable es recurrir a los cuidados profesionales para garantizar la tranquilidad y seguridad del adulto mayor.

Asimismo, son muchos los ancianos que no quieren ir a una residencia y, por eso, es importante valorar otras alternativas con las que pueden recibir los cuidados profesionales que necesitan igualmente, sin tener que ingresar en uno de estos centros.

Por ejemplo, las personas mayores con cierto grado de dependencia pueden recurrir a los siguientes recursos, antes que a una residencia:

  • Centro de día: se caracterizan por ser lugares de atención diurna que proporcionan a las personas mayores cuidados, asistencia y actividades para fomentar la autonomía y el envejecimiento activo en la tercera edad.
  • Cuidado de mayores a domicilio: aquellos servicios que ofrecen una ayuda para atender las necesidades diarias de las personas dependientes en sus domicilios.
  • Teleasistencia: una de las mejores alternativas a las residencias, ya que son servicios de asistencia en remoto inmediata, personalizada y permanente que buscan mejorar la calidad de vida y autonomía de los mayores. Para ello, los servicios de teleasistencia no solo prestan atención en caso de emergencia, también ofrecen apoyo psicosocial, orientación médica, recordatorio de toma de medicamentos, actividades de ocio y talleres de prevención, entre otros servicios adicionales orientados a garantizar el bienestar de las personas usuarias.

Podemos valorar todas estas opciones para aquellos ancianos que no quieren ir a una residencia o mayores que no sean grandes dependientes. Asimismo, se ha demostrado que son muchos los beneficios de envejecer en casa para las personas mayores.