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Qué factores afectan la salud mental

27/07/2021

Persona mayor hablando por teléfono en el sofá de su casa para no sentirse sola, una forma de cuidar la salud mental

Para tener una buena calidad de vida y bienestar no solo es necesario cuidar nuestra salud física. Mantener nuestra mente sana también es esencial, sobre todo, para disfrutar de un envejecimiento saludable con mayor autonomía e independencia.

Es cierto que, en ciertos casos, las afecciones cognitivas se dan por motivos biológicos, como la genética o la química del cerebro. Sin embargo, existen ciertos factores relacionados con la salud mental que aumentan el riesgo de sufrir un deterioro cognitivo y se pueden evitar.

Asimismo, en este artículo te contamos por qué la depresión y demencia en la tercera edad son problemas de salud pública y qué se está haciendo para tratar y asistir a los pacientes de estas patologías.

Qué es la salud mental en el adulto mayor

En concreto, la salud mental se refiere a nuestro estado emocional, psicológico y social. Por este motivo, los problemas cognitivos repercuten en nuestra forma de pensar, sentir, actuar e, incluso, de relacionarnos.

Hay muchos factores que influyen en la salud mental, incluyendo:

  • Factores biológicos: nuestras características genéticas y fisiológicas.
  • Factores psicológicos: incluyen los aspectos afectivos, relacionales y cognitivos, como antecedentes familiares de problemas de salud mental.
  • Factores relacionados con el entorno: aquí se encuentran los aspectos relacionados con nuestro estilo de vida y experiencias, por ejemplo, traumas o situaciones de maltrato.

Hay que señalar que cuidar nuestra salud mental es fundamental en todas las etapas de la vida, pero lo es aún más para los adultos mayores. Esto se debe a que en la tercera edad hay un riesgo mayor de padecer problemas cognitivos, aunque estas afecciones no son una parte normal e inevitable del envejecimiento.

Concretamente, el factor de salud mental más común en las personas de edad avanzada es la presencia de problemas de salud. En este sentido, los mayores son más vulnerables a la hora de padecer alguna enfermedad crónica, las cuales pueden aumentar la probabilidad de tener o desarrollar una afección de salud mental.

Además, el abandono, la falta de atención y los ataques que atentan contra su dignidad y respeto también ponen en riesgo el estado psíquico, emocional y afectivo del mayor.

¿Cómo fomentar la salud mental en el adulto mayor?

Cuidar la salud mental de los mayores no es solo una tarea individual, también es necesario a nivel social fomentar la salud mental en la tercera edad. En este sentido, existen una serie de medidas que debemos aplicar socialmente para no perjudicar el bienestar psicológico de los adultos mayores, como son:

  • Empoderamiento: es importante dar valor a los mayores, además de evitar caer en estereotipos y actos que discriminan a las personas de edad avanzada, como el edadismo.
  • Inclusión social: proporcionar actividades socioculturales ayuda a fomentar la participación activa, según las capacidades de cada individuo, y a prevenir la soledad y el aislamiento en la tercera edad.
  • Adaptar las viviendas: el domicilio de una persona mayor debe estar adecuado a sus necesidades funcionales y de movilidad, sin barreras ni obstáculos, para que puedan disfrutar de su vejez con mayor independencia y autonomía. Asimismo, los servicios de teleasistencia son una ayuda para envejecer en el hogar con seguridad y atención 24 horas.
  • Entorno accesible: además de la vivienda, las zonas públicas también deben ser seguras, con buena iluminación y accesibles para las personas mayores.
  • Actividades productivas: aportar a los mayores de 65 años oportunidades para seguir siendo productivos, además de continuar aprendiendo, es esencial para que el proceso de jubilación no tenga un impacto negativo en su salud mental.

Por otra parte, los malos hábitos también son un factor de riesgo para la salud mental. Por este motivo, para promover el bienestar en la tercera edad también es necesario fomentar un estilo de vida basado en el envejecimiento saludable, que consiste en:

  • Hacer ejercicio físico diario.
  • Comer de forma equilibrada.
  • Evitar fumar.
  • Consumir alcohol de forma moderada.
  • Integrarse en actividades de grupo.
  • Mantener las relaciones sociales.
Mujer mayor utilizando su teléfono para enviar mensajes a sus familiares
Las redes sociales ayudan a los mayores a permanecer en contacto con sus familiares y amigos, previniendo uno de los factores de riesgo de salud mental, el aislamiento social.

La demencia y la depresión en los ancianos son problemas de salud pública

Según datos de la OMS, más de un 20% de los mayores de 60 años sufren algún trastorno mental o neural. Como ya hemos mencionado, las personas de edad avanzada son más vulnerables a ciertos factores de riesgo para la salud mental, haciendo que en la tercera edad sea más común sufrir problemas como la depresión y la demencia.

Muchas veces estos trastornos no son detectados fácilmente en el paciente por otras condiciones que perjudican su salud. Asimismo, aún persisten ciertos estigmas sobre las enfermedades mentales que frenan a las personas a la hora de buscar ayuda. Hay una serie de señales de alarma a las que tenemos que estar atentos, entre ellas:

  • Cambios en el estado de ánimo.
  • Cansancio y fatiga mayor de lo habitual.
  • Trastornos alimenticios o de sueño.
  • Pérdida de interés y apatía.
  • Aislamiento.
  • Mayor consumo de sustancias nocivas como tabaco, alcohol, etc.

Entre los problemas cognitivos que pueden desarrollar las personas mayores, destacamos la depresión, la demencia, la ansiedad y el riesgo de suicidio, por la gravedad de sus consecuencias y la necesidad de que las personas que los sufren reciban un tratamiento.

Demencia

En primer lugar, la demencia se caracteriza por un deterioro de capacidades mentales como la memoria y la comprensión, cambios en nuestro comportamiento e, incluso, la incapacidad para realizar tareas cotidianas.

Además de problemas cognitivos, la demencia también repercute en el estado social, emocional y económico de los pacientes. Afectando tanto a la persona que lo sufre como a su entorno, quienes pueden sufrir el síndrome del cuidador.

Para saber más sobre esta patología, te dejemos el siguiente artículo: Qué es la demencia senil.

Depresión

Mientras que la demencia es una pérdida de capacidades cognitivas, la depresión afecta a nuestro estado anímico, repercutiendo en nuestra autoestima y visión del futuro. Esta patología, una de las más frecuentes en la vejez, causa a las personas grandes dificultades para realizar actividades de su vida diaria, perjudicando a su bienestar y calidad de vida.

Entre los síntomas, este trastorno puede darse junto a afecciones como pérdida de peso, anorexia, estreñimiento e insomnio.

Si quieres saber más sobre la depresión y cómo afecta a las personas mayores, puedes ver el artículo: La depresión en ancianos: síntomas y tratamientos.

Ansiedad

Sufrir de ansiedad significa tener un sentimiento de temor que puede llegar a ser extremo. Según la causa, existen varios tipos de ansiedad, entre ellos:

  • Agorafobia: temor a lugares y situaciones que te hacen sentir atrapado.
  • Trastorno de ansiedad generalizada: preocupación persistente y excesiva al realizar ciertas actividades, incluso, aquellas rutinarias.
  • Ataques de pánico: sensaciones repentinas e intensas de ansiedad y terror.
  • Mutismo selectivo: incapacidad constante para hablar en ciertas situaciones.
  • Fobia social: altos niveles de ansiedad, miedo o rechazo a situaciones sociales.
  • Fobias específicas: sentimiento de terror al estar expuesto a un objeto o situación específicos.
  • Trastorno de ansiedad por sustancias: ansiedad o pánico intensos, debido a estar expuesto a sustancias tóxicas o drogas.

No obstante, hay casos en los que no se sabe determinar cuál es el origen de ese estado de intranquilidad y malestar. Es decir, una persona puede sufrir de ansiedad por un sentimiento de impotencia o por tener la sensación de que algo malo va a suceder.

Respecto a los síntomas, el estado temeroso va a acompañado de ciertas afecciones físicas, como tensión muscular, palpitaciones, aumento del ritmo cardiaco, temblores o exceso de sudoración.

Riesgo de suicidio

Al igual que en el resto de problemas cognitivos, las personas mayores también tienen un mayor riesgo de intentar suicidarse. Entre las casusas que pueden llevar a una persona mayor a acabar con su vida y que debemos tener en cuenta para prevenirlas, son:

  • Duelo por la pérdida de un ser querido.
  • Inseguridad económica.
  • Soledad no deseada y rechazo.
  • Presencia de enfermedades físicas o mentales.

El aumento de la población envejecida y de las personas mayores que sufren enfermedades crónicas y mentales hace fundamental que se tomen medidas para prevenir el suicidio en este grupo de edad.

Estrategias de tratamiento y asistencia

El envejecimiento de la población y el aumento de los problemas de salud mental hace cada vez más necesario que se implanten estrategias para tratar y asistir a los pacientes con enfermedades cognitivas.

Además de fomentar los hábitos saludables, favorecer la inclusión social y mejorar la accesibilidad de los entornos para las personas mayores, también son necesarios una serie de medidas y compromisos por parte de las administraciones, para:

  • Promover la salud mental, sobre todo, en la tercera edad.
  • Prevenir las enfermedades mentales y los factores de riesgo de salud mental, como el aislamiento social, las enfermedades crónicas, el maltrato, etc.
  • Acabar con los estereotipos y estigmas asociados a las personas que sufren trastornos cognitivos.
  • Proporcionar y optimizar los servicios de atención, información y evaluación a pacientes con trastornos mentales.
  • Apostar por investigaciones y estudios sobre salud mental.
  • Formar al personal sanitario y asistencial en materia de salud mental.

Mediante programas públicos y el fortalecimiento de los sistemas de salud, es posible mejorar la asistencia y el tratamiento para personas con problemas cognitivos. De esta forma, se puede abordar un problema de salud pública cada vez mayor, como son enfermedades cognitivas como la depresión y la demencia.