
Hay recuerdos que atesoramos a fuego en la memoria: la forma de expresarse de tu abuela, que no encontraste jamás en otras personas; el olor del guiso que prepara como nadie, las historias que querías oír una y otra vez en boca de tu abuelo, el caramelo escondido en el bolso que reservaba solo para ti...
Por eso, cada 26 de julio conmemoramos en España el Día de los abuelos, una fecha para agradecer su infinita paciencia, su ternura y ese amor inmenso que solo ellos saben dar. Ahora, más que nunca, es momento de resignificar su lugar en nuestras vidas y celebrar todo lo que representan, pues sin sus figuras no seríamos quienes somos.
El Día de los abuelos es mucho más que una fecha simbólica en el calendario: es una oportunidad perfecta para visibilizar y poner en valor el papel fundamental que desempeñan las abuelas y abuelos tanto a nivel familiar como social. Su figura se extiende más allá de los cuidados ocasionales a los más pequeños: nos sostienen emocionalmente, son un importante apoyo logístico y transmiten saberes, costumbres y valores imposibles de replicar en cualquier otro lugar.
En definitiva, al conmemorar el Día de los abuelos, además de reconocer un legado que marca a generaciones enteras, resignificamos su presencia en una sociedad que siempre ha tendido a rechazar la vejez. Los abuelos y abuelas, a día de hoy, son figuras activas, esenciales y profundamente humanas. Y por ello, es importante que abracemos su historia, darles voz y recordar que siempre serán los pilares fundamentales en los que construimos nuestra identidad, además de fomentar una sociedad más justa que escape a edadismos.
En 2025, las abuelas y abuelos ya no son percibidos únicamente como figuras cuidadoras de los nietos, a quienes acudimos en incontables ocasiones cuando no podemos con todo. Su papel ha evolucionado al ritmo de la sociedad: son personas activas, de espíritu joven, que lejos de no saber qué hacer tras la jubilación, buscan nuevas aficiones, desafíos y formas de seguir comprendiendo un mundo cada vez más cambiante.
Esta fecha no concibe la vejez como una etapa de retirada, sino como un momento para demostrar que las personas mayores siguen teniendo mucho que ofrecer. Por ejemplo, alrededor de 217.800 personas mayores participan activamente en voluntariados, según la Plataforma del Voluntariado de España. A su vez, y como la curiosidad es algo que ni la edad es capaz de extinguir, no son pocas las personas que deciden estudiar después de los 65 años, en universidades para mayores, tanto públicas como privadas.
A su vez, los consistorios cuentan con multitud de programas y actividades gratuitas, centradas en fomentar el ejercicio semanal y/o el contacto social, ya sea a través de talleres o iniciativas con las que combatir la soledad no deseada. Si tu abuelo o abuela es persona usuaria de teleasistencia domiciliaria, puede acudir a los distintos talleres para personas mayores que desde Atenzia ofrecemos en colaboración con distintos ayuntamientos repartidos por la geografía española.
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Existen cientos de formas con las que hacer del Día de los abuelos un recuerdo inolvidable. Es la ocasión perfecta, para devolver, aunque sea un poquito todo el cariño sincero y la gratitud profunda que nos han brindado. Más allá de un regalo ostentoso, lo que realmente valoran es saber que han pensado en ellos, en sus gustos y sus necesidades.
En muchas ocasiones, lo más valioso no se envuelve en papel de regalo: se vive. Una comida casera hecha con mimo, una tarde de verano revisitando el archivo familiar como si fuera la primera vez o rememorando anécdotas familiares puede ser mucho más especial que cualquier objeto.
Sin embargo, si buscas algo diferente para sorprender en el Día de los abuelos, invítales al teatro, a un concierto que les guste o llévales —siempre que sea posible— a un sitio importante para ellos. También puedes acompañarles a una actividad que siempre hayan querido probar, como clases de alfarería o un paseo en globo (los cuales, ofrecen opciones adaptadas a personas mayores, con movilidad reducida o discapacidad). Da igual lo que escojas, lo importante está en crear memorias juntos y recordarles lo importantes que son para ti.
Un detalle pensado con el corazón suele significar más que cualquier celebración ostentosa. Crear un álbum con fotos y mensajes escritos a mano por cada miembro de la familia suele ser un gesto que demuestra una gran implicación. Además, en una época en la rara vez escribimos a mano, una carta escrita de nuestro puño y letra que transmita todo el agradecimiento y cariño que les tenemos es un detalle a tener en cuenta y que agradecerán toda la vida.
¿Necesitas alguna idea más? Plantar un árbol juntos también puede ser un momento único a compartir. Si tu abuela o abuelo te ha enseñado a tejer o a hacer punto de cruz, puedes crear una prenda o un bordado con el que demostrar que las enseñanzas son recíprocas y para toda la vida. ¿Y una idea para los más pequeños? Pueden hacer un dibujo o una manualidad que les llegará directamente al corazón.
El tiempo de calidad en familia sigue siendo uno de los mejores regalos que aportar por el Día de los abuelos. Hacer una actividad juntos ayudará a reforzar los vínculos, y no se necesita algo realmente complejo o elaborado: puede ser tan simple como cocinar en familia una receta tradicional, ver una película que todos los miembros disfruten o jugar a juegos de mesa, tanto tradicionales como a alguno más moderno.
Si preferís pasar esta fecha fuera de casa, podéis realizar un picnic al aire libre, visitar un museo, hacer una gymkana o crear un recorrido sobre lugares importantes para toda la familia, en especial para las abuelas y abuelos de la casa. Estas actividades son divertidas y ayudan a construir recuerdos que atesorarán los abuelos del futuro.

El Día de los abuelos es una ocasión especial donde agradecer y celebrar su legado, ayuda y presencia, pero el vínculo merece ser cuidado y atendido durante todo el año. Lograrlo no requiere de grandes gestos, sino interés genuino: una llamada, una visita, una sobremesa que se alarga... Que sepan que queremos estar presentes en su día a día puede ser suficientes para que sientan que se les escucha, se les valora y, sobre todo, se les comprenda.
Hacerles partícipes de cualquier plan cotidiano —como un paseo por el parque, una comida en familia, ver una película juntos— fortalece los lazos y el afecto mutuo. Intercambiar conocimientos con nuestras abuelas y abuelos también es una forma de conexión muy poderosa: pedirles que nos enseñen su receta estrella, recomendarnos series o libros mutuamente, o simplemente dedicarles nuestra atención contribuye a su bienestar y les hace sentir parte activa de nuestras vidas.
Es por ello que honrar su presencia no debe limitarse a una fecha concreta: aprender junto a ellos, cuidar el vínculo y mantener viva su memoria son los pilares de un homenaje que se construye cada día. Porque cada gesto cotidiano, por minúsculo que parezca, es una forma de agradecerles todo lo que son, siguen siendo, y todo lo que han dado.
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