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Qué es la agitación nocturna en ancianos y cómo evitarla

18/01/2021

Taza de té sobre una bandeja en la mesilla del dormitorio para calmar por la noche al mayor que sufre de agitación nocturna

Conforme envejecemos hay mayor riesgo a sufrir ciertas patologías propias de la tercera edad. Entre ellas, los trastornos del sueño son muy frecuentes en la vejez. Por ejemplo, el síndrome del ocaso o sundowning es una de las causas de agitación nocturna en ancianos más comunes, afectando sobre todo a mayores con demencia. En este sentido, cuando llega el atardecer, las personas que padecen este síndrome comienzan a alterarse y a presentar niveles de ansiedad muy por encima de lo que muestran en otros momentos del día.

Sin embargo, este problema también puede darse en bebés y en personas con depresión estacional, es decir, cuando nos sentimos tristes, ansiosos o irritables con el cambio de las estacione;, sobre todo con la llegada del invierno. En este caso, si hablamos de personas de corta edad, se conoce como el síndrome del atardecer.

Asimismo, hay otros motivos que originan los trastornos del sueño y que necesitamos conocer para poder tratarlos. Aquí te mostramos por qué se produce y cuáles son los síntomas de la agitación nocturna en ancianos.

Por qué se produce

En primer lugar, los trastornos del sueño suelen estar directamente relacionados con ritmos circadianos, el ciclo biológico que experimenta el ser humano en 24 horas y que se ve afectado afectados principalmente por la luz y la oscuridad.

Por este motivo, los estudios demuestran que estas enfermedades son muy frecuentes en la tercera edad, sobre todo en enfermos de alzhéimer y otras demencias, ya que las alteraciones cognitivas impiden que el cerebro reciba el aviso natural que nos da nuestro cuerpo sobre cuándo debemos dormir y cuándo despertar. Además, las personas que padecen estas enfermedades neurodegenerativas cuentan con niveles reducidos de melatonina, otra de las causas que se asocian a este tipo de patologías.

Síntomas de la agitación nocturna en ancianos

Debido a la frecuencia con la que las personas mayores desarrollan trastornos del sueño, es importante conocer cuáles son los síntomas de la agitación nocturna en ancianos y cómo esta les puede llegar a afectar. Estas son algunas de las señales de alerta que se pueden observar cuando una persona padece enfermedades como el síndrome del ocaso:

  • Caminar sin propósito, levantarse y sentarse con mucha frecuencia, girar en la cama constantemente.
  • Confusión, desorientación, irritabilidad e, incluso, agresividad en algunos casos.
  • Resistencia a realizar determinadas tareas.
  • Petición de un gran número de demandas por parte del paciente.
  • En algunos casos, la persona puede llegar a tener alucinaciones o paranoias, como que alguien vendrá a hacerle daño mientras duerme.

Además, todos estos síntomas suelen darse en personas con cierto nivel de dependencia, lo que puede ocasionar que la persona a cargo de sus cuidados desarrolle el síndrome del cuidador. Es decir, al padecer de trastornos del sueño, como la agitación nocturna en ancianos, las necesidades de las personas mayores dependientes aumentan y requieren de una mayor atención, incluso durante la noche.

Cuidador acariciando las manos de la persona mayor que sufre de agitación nocturna
La agitación nocturna en ancianos puede ser también una reacción a la frustración que los cuidadores manifiestan al final del día por su agotamiento.

Cómo ayudar a combatirla

Tanto para la agitación nocturna en ancianos, en general, como para el síndrome del ocaso, en particular, te damos una serie de consejos sobre qué puedes hacer para evitar estos trastornos y, también, para poder manejar la situación si ya está sucediendo.

Cómo evitarla

Con pequeñas acciones a lo largo del día se puede minimizar la alteración nocturna de los pacientes con demencias. Algunas de las medidas recomendadas por los expertos son:

  • Reducir o evitar los ruidos fuertes.
  • Se recomienda exponer al paciente a luz natural o artificial entre las seis y las nueve de la mañana para evitar que despierten en la oscuridad.
  • En la habitación en la que la persona duerme mantener una temperatura adecuada, teniendo cuidado especialmente con el exceso de calor.
  • Reducir todo lo posible el tiempo que se duerme fuera del horario de la noche, es decir, de la siesta.
  • Practicar algún tipo de ejercicio para mayores de 60 años, que además de aumentar la fuerza muscular y el apetito, también reduce la tensión, el estrés, y la conducta agresiva.
  • Recurrir a alimentos ricos en vitamina B6, como el plátano, los cereales integrales, o la batata, ya que sirven como calmantes naturales.
  • Evitar cenar muy cerca del horario de ir a la cama, bebidas con cafeína y programas que puedan alterar a la persona, como los telediarios en los que predominen las noticias negativas.
  • Realizar al atardecer alguna actividad que sabemos que gusta a la persona, por ejemplo, ver fotos antiguas o poner música suave que le sea familiar.
  • Crear una rutina reconocible antes de ir a la cama. Señales de que es hora de dormir ayudan a que la persona se sienta segura y esté más orientada.

Cómo manejarla

Manejar una situación como la agitación nocturna puede resultar compleja pero existen medidas a tomar por los cuidadores y que pueden servir para el tratamiento psicosocial de la agitación nocturna en ancianos:

  • Apoyar y acompañar al paciente para evitar la soledad, uno de los desencadenantes de los trastornos del sueño.
  • Proteger la cama mediante barras laterales u otros medios de inmovilización. De esta forma podemos evitar que se caigan en caso de que estén muy inquietos durante la noche.
  • Asegurar un estado de calma para el paciente, mediante la limitación de ruidos y visitas por la tarde/noche.
  • Mantener a la persona mayor comunicada. En caso de que no haya familiares u otras personas cercanas para que el paciente interactúe, se puede recurrir a servicios como la teleasistencia de 24 horas.

Por otra parte, existen otro tipo de medidas como las farmacológicas, para las cuales es necesario un control y seguimiento médico, y las nutricionales. Respecto a las últimas, es muy necesario tenerlas en cuenta, debido a que los estados de desnutrición pueden precipitar situaciones de agitación. En este sentido, la revisión dietética, el seguimiento de una dieta saludable y una conveniente hidratación son vitales.