Tratamiento del párkinson: manual básico para pacientes y acompañantes

Lo ideal al recibir un diagnóstico de la enfermedad de Parkinson (EP) es contar con una detección temprana y un tratamiento ajustado a nuestras necesidades, pues cada caso es único. Existen diversas formas de ralentizar su avance y mejorar la calidad de vida de los pacientes, a través de un enfoque que integra fármacos, terapias complementarias y hábitos saludables. 

En este artículo, exploramos cómo es el tratamiento del párkinson a día de hoy, qué avances e innovaciones están desarrollándose y cómo los cuidadores desempeñan un papel fundamental para quienes padecen esta enfermedad neurológica. 

¿Qué es la enfermedad de Parkinson y cómo afectan a quienes la padecen?

La enfermedad de Párkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta al movimiento. Se produce ante una pérdida de grupos de neuronas en el cerebro, provocando a su vez una falta de producción de dopamina, hormona clave para comprender esta enfermedad. En algunos casos el párkinson es hereditario, pero sólo abarca el 10% del total de diagnósticos. 

Según el proyecto divulgativo Conoce el Parkinson, este mal es la segunda patología neurodegenerativa más extendida, tras el Alzheimer. Se manifiesta de forma muy variada entre los pacientes y no hay dos casos iguales, pero sí sabemos que los primeros indicios son leves, muy difíciles de identificar tanto por familiares como por expertos, siendo imprescindible su detección temprana para pautar el tratamiento del párkinson más adecuado para cada caso.

Síntomas motores y no motores más frecuentes

Los primeros síntomas del párkinson comienzan lentamente y, por norma general y sin distinción, en el lado izquierdo o el derecho del cuerpo. Después, suele afectar a la otra mitad y, más adelante, a ambos lados. Algunos de los síntomas motores más frecuentes son: 

• Temblor en manos, pies, brazos, piernas, mandíbula y cara. 
• Rigidez en brazos, piernas y tronco. 
• Lentitud en los movimientos. 
• Problemas de coordinación y equilibrio. 
• Espasmos musculares. 

Entre los síntomas no motores del párkinson, pueden darse: 

• Depresión. 
• Trastornos del sueño. 
• Disfagia, además de dificultades para hablar. 
• Pérdidas de memoria, debido a la acumulación de cuerpos de Lewy, unos depósitos anómalos de proteínas que se concentran en las neuronas.

Opciones actuales para el tratamiento del párkinson

Hoy en día, el tratamiento del párkinson se basa en una combinación de terapias farmacológicas, intervenciones no farmacológicas, apoyo especializado y multidisciplinar y, en caso de ser requerido, intervenciones quirúrgicas. A través de este abanico de opciones, se busca aliviar cualquier tipo de síntoma que aparezca, tratando de mejorar su calidad de vida y autonomía, además de ralentizar, en la medida de lo posible, el avance de la enfermedad. 

Tratamiento farmacológico: tipos de medicamentos y su función

Tras confirmar el diagnóstico, el especialista puede recomendar el inicio de un tratamiento del párkinson de carácter farmacológico. Estos pueden ser de tres tipos: 

• Levodopa. Actualmente, se trata del medicamento más eficaz para esta patología. Con él se incrementan los niveles de dopamina en el organismo, y a través de la combinación con carbidopa, se facilita su llegada al cerebro. Además, con la levadopa se disminuyen los efectos secundarios de la enfermedad (como náuseas o aturdimiento al estar de pie). 
• Fármacos anticolinérgicos. Estas medicinas, según Parkinson's Fundation, bloquean la acetilcolina, una sustancia cerebral que influye en el movimiento y, por tanto, ayudan a reducir los temblores. A su vez, alivian la distonía, es decir, los calambres dolorosos que se asocian al fenómeno de fin de dosis o al de dosis pico. 
• Antidepresivos. Recibir un diagnóstico de una enfermedad crónica no es un trago fácil para cualquier persona, y el párkinson puede conducir con mayor facilidad a una depresión debido a que el cerebro no segrega la suficiente dopamina, clave para regular el estado de ánimo y la regulación del movimiento. 

Terapias complementarias: fisioterapia, logopedia y terapia ocupacional

Las personas que padecen párkinson también reciben terapias complementarias que les ayudan a mejorar su calidad de vida al abordar unos cuidados integrales especializados en esta patología. La fisioterapia ayuda a mantener la movilidad, mejorar el equilibrio y reducir el riesgo de caídas en personas mayores, claves para preservar su autonomía. 

La logopedia también juega un papel fundamental: se centra en rehabilitar el habla y tratar los problemas de deglución, frecuentes en fases más avanzadas de la enfermedad. Con ello, se mejora la comunicación y la seguridad a la hora de comer. Por otro lado, los terapeutas ocupacionales facilitan la realización de actividades cotidianas al orientar y adaptar rutinas y entornos para que el paciente pueda conservar su autonomía el mayor tiempo posible.

Estimulación cerebral profunda y otras intervenciones quirúrgicas

La estimulación cerebral profunda (ECP) es un tratamiento del párkinson que se aplica cuando los síntomas no pueden controlarse con medicación. Se trata de un procedimiento quirúrgico en el que se implantan electrodos en la parte del cerebro donde se encuentran los ganglios basales, conectándose a un pequeño dispositivo llamado neuroestimulador que, a través de impulsos eléctricos, se alivian algunos síntomas motores: temblores, rigidez y/o dificultad de movimientos. 

Por otro lado, las cirugías ablativas también son otra opción que pueden poner sobre la mesa los profesionales sanitarios. Son técnicas menos recientes que la ECP, por lo que tienen más desventajas, como efectos secundarios permanentes, mayor dificultad de control de los síntomas. Esta cirugía, a su vez, sólo puede realizarse en un tipo del cerebro. En función del tipo de intervención recomendada, puede darse: 

• Palidotomía. Reduce el temblor, los movimientos involuntarios, la rigidez y la lentitud de movimientos. 
• Talamotomía. Reduce únicamente el temblor. 
  

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El papel del tratamiento no farmacológico en la calidad de vida

Los tratamientos del párkinson no farmacológicos son un complemento fundamental que se recomienda iniciar antes de que los síntomas motrices sean limitantes. A través del ejercicio físico para preservar la condición, una dieta equilibrada y saludable y acompañamiento psicológico se puede optimizar la eficacia de los fármacos, favoreciendo la autonomía y el bienestar general del paciente. 

Actividad física adaptada y ejercicio terapéutico

La actividad física puede ser muy beneficiosa para las personas que padecen párkinson, siendo muy recomendada aquella de bajo impacto o la gimnasia de mantenimiento. Asimismo, se aconseja realizar entrenamientos de fuerza con máquinas o elementos de peso, además de ejercitar los grupos de músculos de las extremidades. 

Los ejercicios de equilibrio les ayudarán a mejorar la estabilidad y evitar caídas, pudiendo complementarse a través de actividades como yoga, taichí o baile, donde la respiración es esencial para lograr una mayor relajación. Por otra parte, es imprescindible realizar una serie de estiramientos dinámicos antes de ponernos en marcha, siendo ideales para mejorar el bienestar de los pacientes con esta patología neurológica. 

Apoyo psicológico y manejo de los síntomas emocionales

La terapia psicológica también forma parte del tratamiento del párkinson, ayudando a mejorar las capacidades motoras y mentales de los pacientes. A su vez, esta patología produce una serie de síntomas psicológicos que pueden alterar la cognición (por ejemplo, con pérdidas de memoria), el bienestar emocional o, en fases más avanzadas, es posible la aparición de síntomas psicóticos, como delirios o sueños reales. 

Para tratar el párkinson desde un enfoque psicológico, los profesionales deben abordar el bienestar mental y repercutir en su motivación para adoptar hábitos beneficiosos. La terapia debe ser personalizada y las actividades que se realicen dependerán de la fase de la enfermedad, entre las que podemos encontrar: técnicas de respiración, de relajación y de estimulación o reestructuración cognitiva. 

Dieta y hábitos saludables como apoyo al tratamiento del párkinson

La enfermedad de Parkinson provoca que la mayoría de pacientes presenten más necesidades nutricionales debido a su desgaste energético. Una dieta indicada para las personas con esta patología no dista mucho de un menú equilibrado y saludable para todas las edades, pero sí es importante que tengamos especialmente cuidado con la hidratación, pues muchas personas que padecen párkinson sufren de exceso de sudoración. 

Para ello, es importante priorizar los alimentos con mucha agua. Respecto a los nutrientes, debemos optar por grasas saludables, especialmente las de origen vegetal (como aguacates o frutos secos), pescados azules y carne magra. Las frutas y verduras son buenas para hidratarse e imprescindibles en las dietas ricas en fibra. También debemos optar por proteínas, pues nos ayudan a formar, reparar y mantener músculos, huesos y otros tejidos. 

Innovaciones y avances en el tratamiento del párkinson

En los últimos años, el tratamiento del párkinson ha experimentado importantes avances que amplían las opciones terapéuticas disponibles para los pacientes. Entre ellos, destacan nuevos fármacos que mejoran la eficacia de las opciones actuales y reducen sus efectos secundarios, así como ensayos clínicos en curso. A su vez, es importante remarcar cómo el papel de la investigación genética, el desarrollo de fármacos neuroprotectores y las terapias regenerativas abren nuevas vías de esperanza para mejorar el abordaje de la enfermedad en el futuro. 

Nuevos medicamentos y ensayos clínicos en curso

En enero de 2024 se introdujo la duodopa en España. Se trata de un tratamiento del párkinson cuya solución se basa en levodopa no quirúrgica, con dosis personalizadas y ajustadas a través de perfusiones de administración continuada a lo largo de 24 horas. Con la duodopa, se ayuda a controlar los síntomas motores de quienes experimentan una fase más avanzada de la afección. 

Respecto a los ensayos clínicos, destacan especialmente los que buscan demostrar la seguridad de las terapias con células madre. Uno de ellos se centra en el uso de células derivadas de células madre pluripotentes, mientras que la línea de estudio del otro está en cómo afecta al Parkinson el empleo de células madre embrionarias. En ambos ensayos clínicos, se busca reponer las neuronas productoras de dopamina en el cerebro, pero es necesario seguir investigando para comprobar su eficacia y beneficios. 

Tecnologías aplicadas al seguimiento y control de la enfermedad

En los últimos años, se lanzó un nuevo dispositivo que registra los síntomas del Parkinson, el STAT-ON o holter. Se trata de un pequeño sensor con el que monitorizar el estado motor del paciente durante el día. El holter se adapta a los movimientos de cada persona recogiendo datos, aprendiendo sus movimientos y, de esta forma, los profesionales sanitarios determinan con precisión su verdadero estado y cómo actuar en consecuencia. 

Por otro lado, en enero de 2025, la Unión Europea y Reino Unido aprobaron el sistema BrainSense, una tecnología de estimulación cerebral profunda adaptativa (aDBS) que responde en tiempo real a la actividad cerebral, ayudando a anticiparse a los síntomas de los pacientes y se ajusta a sus necesidades específicas. Este avance destaca por cómo ayuda a mejorar el manejo diario de los síntomas. 

Investigación genética y terapias regenerativas

Otra de las líneas de investigación más recientes del tratamiento del párkinson radica en el potencial de las terapias genéticas y celulares. Los enfoques que se están estudiando se basan en la regeneración del sistema dopaminérgico. Esta terapia consiste en la inyección de un gen cuyo objetivo es el de estimular las neuronas o regenerar este sistema, involucrado en la transmisión la dopamina. 

Según Parkinson's Foundation, también se están llevando a cabo otros enfoques, como reponer la dopamina perdida con el objetivo de evitar tratamientos farmacológicos al inyectar un gen capaz de convertir las células existentes en productoras de dopamina. Por último, una línea de investigación se centra en rescatar neuronas moribundas, que ralentizaría la progresión del párkinson. 

El papel del entorno y las personas cuidadoras en el tratamiento del párkinson

El párkinson no sólo impacta a quien lo padece, sino que también transforma la vida de sus familiares más cercanos. Tras el diagnóstico, la familia asume un rol como acompañante y cuidadora, sabiendo que la autonomía del paciente se irá reduciendo poco a poco y que necesitará de cuidados personalizados. Por ello, es esencial que cada persona implicada disponga de la mayor información posible: desde el conocimiento de los síntomas que pueden aparecer hasta qué opciones existen de tratamiento del párkinson, para poder anticiparse y ofrecer los mejores cuidados posibles. 

Importancia del acompañamiento familiar y profesional

Los familiares y cuidadores deben tener claro lo importante que es hacer sentir a la persona acompañada, cuidada y reafirmar con acciones que estamos ahí para ella. Es muy importante procurar un ambiente seguro, tener en mente que es muy importante adaptarnos a las circunstancias según avanza la enfermedad y ofrecer apoyo físico, emocional y social. Por otro lado, aunque en las fases más avanzadas son las personas cuidadoras quienes se involucran en casi todo, en fases más iniciales e intermedias debemos evitar la sobreprotección para no atosigar ni limitar su autonomía. 

Recursos de apoyo y formación para cuidadores

La Federación Española de Parkinson pone a disposición tanto de familiares de personas que sufren esta patología, de cuidadores profesionales y de sanitarios diversos recursos con los que indagar en mayor profundidad tanto en la enfermedad como en su abordaje y cuidados. 

• Recursos para familiares y cuidadores no profesionales. 
• Recursos para profesionales. 

Por otro lado, los cuidados no pueden realizarse a la ligera y sin directrices, sino que es muy importante recibir formación para cuidar de la forma más completa posible a la persona con párkinson y a quienes asumen sus cuidados. Te facilitamos una serie de cursos de formación: 

• Curso para personas cuidadoras de la Federación Española de Parkinson. 
• Formación para cuidadores y enfermos de párkinson, de Supercuidadores. 
• Formación para afectados y personas cuidadoras, de Parkinson Madrid. 

Adaptaciones del hogar y asistencia para la autonomía

Conforme envejecemos, es esencial hacer adaptaciones en la vivienda con el objetivo de mejorar la calidad de vida de todos los convivientes. Es, si cabe, aún más importante si padecemos una enfermedad crónica que nos suma dificultades y dolor. Realizar ciertas modificaciones, como eliminar alfombras sueltas, mejorar la iluminación, instalar barras de apoyo o utilizar sillas o camas ajustables reducirá el riesgo de caídas y facilitará los desplazamientos dentro del hogar. 

Junto a las adaptaciones, la teleasistencia domiciliaria se ha consolidado como un servicio clave para garantizar la seguridad y autonomía de los pacientes de párkinson, y además equilibrar los cuidados destinados a los mismos. A través de un amplio abanico de dispositivos tecnológicos —pulsadores con detectores de caídas incorporado o sensores de movimiento—, se ofrece una respuesta rápida ante cualquier incidente y aumentan la confianza de la persona usuaria al saber que cuenta con un soporte inmediato sin necesidad de renunciar a su independencia en el hogar.