902 123 700
Tener miedo o pensar negativamente sobre la tercera edad se debe, en muchas ocasiones a estereotipos culturales que crean una imagen falsa sobre la vejez. En este sentido, los mitos del envejecimiento relacionan de forma errónea esta etapa con aspectos como el deterioro de las capacidades, dependencia, enfermedades y problemas cognitivos, entre otros.
Debido a estos estereotipos que muestran a los mayores como individuos frágiles que suponen una carga para la sociedad, pueden surgir situaciones de maltrato o de discriminación, social o institucional, hacia las personas de edad avanzada.
En este artículo explicamos por qué son falsos algunos de los principales estereotipos y mitos sobre la tercera edad. De esta forma, podemos entender cuál es la realidad del envejecimiento y prevenir actos de discriminación hacia los mayores, como el edadismo.
El proceso del envejecimiento se asocia al deterioro, físico, funcional y mental, debido a los estereotipos culturales que la sociedad ha ido configurando y que, hasta las propias personas mayores, llegan a creer.
En este sentido, los mitos del envejecimiento no solo afectan en la forma de pensar sobre la tercera edad de los jóvenes, sino que también repercuten de manera muy negativa a la propia vivencia de la vejez. De esta forma, la mala imagen que la sociedad tiene sobre las personas mayores se traslada a la percepción del mayor sobre sí mismo.
Como consecuencia, los estereotipos relacionados con el envejecimiento pueden conllevar:
Debido a que la demografía tiende hacia una población cada vez más longeva y, por tanto, envejecida, es fundamental acabar con los mitos que aportan una imagen negativa y errónea de la vejez. Aquí puedes ver una lista de los estereotipos sobre personas mayores más comunes.
Se trata de un mito que puede desmentirse con solo tomarnos el tiempo de hablar con las personas mayores. Es decir, si les preguntamos sobre sus pensamientos y sus propias experiencias pasadas, podremos comprobar que cada individuo tiene sus propias opiniones y sentimientos, lo mismo que sucede con personas de cualquier otra edad.
Por este motivo, asumir que todas las personas mayores de 60 años tienen las mismas creencias y actúan de la misma forma, no solo es un estereotipo, también es una afirmación injusta.
Al igual que en el caso de los pensamientos, la adaptabilidad y la forma de afrontar los cambios son diferentes según el individuo y no depende de la edad. Es decir, mientras que hay personas que se emocionan ante lo novedoso, otras pueden sentir inquietud o malestar, sin importar si son jóvenes o mayores de 60 años.
De hecho, decir que sí a las ocasiones, en lugar de dejarnos vencer por la incertidumbre o el miedo al cambio, es una de las muchas cosas que podemos aprender de las personas mayores. En este sentido, con el paso de los años nos enfrentamos a numerosos desafíos y situaciones de cambio, por lo que las personas mayores saben por experiencia lo que es adaptarse a las nuevas circunstancias.
Mientras que la juventud se concibe como una etapa positiva y llena de vitalidad, la vejez se ve como un periodo en el que no se vive plenamente. En este sentido, uno de los mitos del envejecimiento es que las personas mayores de 65 años están menos dispuestas a viajar por el mundo, ver cosas nuevas o emprender nuevos proyectos que cuando eran más jóvenes.
De hecho, las ganas de vivir aventuras y la vitalidad no dependen de la edad. Asimismo, la jubilación es una gran oportunidad para realizar viajes soñados o empezar y/o retomar hobbies a los que pudimos renunciar por falta de tiempo.
Aunque es cierto que las personas mayores con algún problema de salud pueden tener dificultades a la hora de hacer grandes viajes, es posible ser aventurero y conocer cosas nuevas en el día a día e, incluso, desde nuestra propia casa.
En el siguiente artículo puedes ver una lista de actividades, físicas e intelectuales, si tienes que pasar tiempo en tu hogar: Personas mayores en casa, qué hacer para no aburrirse
La jubilación significa el final de nuestra etapa laboral, pero no el de nuestra vida productiva. Aunque no ejerzan un trabajo remunerado, muchas personas mayores de 65 años se ofrecen como voluntarias para realizar labores sociales, continúan trabajando o llevan una vida muy activa.
Asimismo, una opción para disfrutar del tiempo libre tras la jubilación y de un envejecimiento activo son las actividades socioculturales.
Los estudios han demostrado que, al contrario de lo que dice el mito, las personas mayores son perfectamente capaces de ser creativas, igual o incluso más que cuando eran jóvenes. De hecho, en muchos casos, la tercera edad es cuando más tiempo dedicamos a desarrollar nuestra creatividad.
Por ejemplo, las personas mayores suelen realizar pasatiempos, manualidades, mandalas u otras actividades artísticas durante la vejez.
Respecto al mito del envejecimiento que dice que las personas mayores suelen estar tristes o de mal humor, las investigaciones afirman lo contrario. Es decir, durante la vejez somos más felices que en nuestra juventud.
Concretamente, los estudios muestran que en la tercera edad los estados de ánimo positivos duran más y los negativos menos.
En conclusión, no hay ningún dato que refleje que el envejecimiento afecta de forma negativa a nuestro estado emocional, volviéndonos malhumorados y depresivos con el paso de los años. Sin embargo, sí que se ha demostrado que la edad aporta a las personas mayores experiencia a la hora de afrontar la vida y, sobre todo, sus dificultades.
Ya sea por elección o por circunstancias de la vida, es cierto que muchos ancianos, sobre todo mujeres, viven solos. Sin embargo, esto no significa que se sientan solos, es decir, que sufran de soledad no deseada.
De hecho, tener una vida social activa es una forma de prevenir la soledad. Por este motivo, este sentimiento negativo está más relacionado con el aislamiento, debido a problemas de salud, la exclusión social o la forma de ser de cada uno, que con la edad.
Es importante diferenciar entre tener olvidos en un determinado momento y sufrir una enfermedad neurodegenerativa o una demencia. Aunque durante la vejez podemos tener dificultades para recordar ciertas cosas, eso no impide tener una mente lúcida y conservar la capacidad de entender, tomar decisiones racionales, participar y disfrutar de la vida.
Es decir, las personas mayores ni son incompetentes, ni son incapaces de aprender. Eso es un mito del envejecimiento, ya que en la tercera edad podemos seguir perfectamente desafiando el cerebro, ejercitando el cuerpo y alimentando la creatividad. Es más, la capacidad de aprendizaje se mantiene durante toda la vida y no todas las personas de edad avanzada padecen de demencia u otros trastornos cognitivos.
Pensar que las personas mayores son todas iguales está relacionado con la edad cronológica. En este sentido, se entiende erróneamente que la edad es la que determina nuestro estado de salud y capacidad funcional.
Se trata de un mito que puede conducir al edadismo, cuando se discrimina o estereotipa a una persona por su edad. Aquí te dejamos nuestro artículo donde explicamos las razones por las que las personas mayores son un colectivo diverso y heterogéneo: ¿A qué edad se considera una persona mayor?
Es fácil entender que asociamos la tercera edad a las enfermedades porque se trata de una etapa donde se dan con mayor frecuencia algunas patologías crónicas como la artrosis, la demencia o problemas de tiroides, entre otras.
Pero, es falso que estas afecciones sean una parte incondicional del envejecimiento y, por tanto, tampoco es cierto que todas las personas mayores estén enfermas o sean dependientes.
En este sentido, la salud y el bienestar están más condicionados por nuestro estilo de vida y hábitos que por nuestra genética. Es decir, una dieta equilibrada, realizar actividad física, tener una buena higiene del sueño y evitar el aislamiento social son algunas de las prácticas que pueden ayudarnos a disfrutar de un envejecimiento saludable.
En este caso, hablamos de un mito del envejecimiento que busca ocultar una realidad y es que, según las estadísticas, un alto porcentaje de personas mayores practica sexo activamente.
A pesar de que socialmente extendemos la idea de que durante la vejez el deseo sexual decrece, la sexualidad y el interés por el sexo es una condición que permanece durante toda la vida. Asimismo, la capacidad fisiológica para experimentar placer tampoco se ve reducida con el paso de los años, a no ser que suframos alguna enfermedad que afecta a nuestra función genital.
Conforme envejecemos, es frecuente tener más problemas para conciliar el sueño y/o despertarnos en mitad de la noche. Aunque esto se debe a que los patrones de sueño suelen cambiar a medida que envejecemos, no significa que estas alteraciones sean las causantes de trastornos como el insomnio, la apnea del sueño u otros.
De hecho, los trastornos del sueño comunes en la tercera edad suelen deberse a factores como ciertos medicamentos, problemas de esfínteres o alteraciones psicológicas, entre otros, y no a los cambios en nuestro ciclo del sueño.
Conoce todas la novedades de nuestro blog de Teleasistencia y recibe información de interés sobre alimentación, salud, ocio y cuidados
Compartir:
Volver al blog
Siguiente entrada