
¿Notas que un ser querido se muestra más apático? Si notas que tiene problemas de apetito, que no tiene el mismo interés en cosas que le apasionaban o está más irritable de lo normal, puede sufrir de depresión. A continuación, te contamos qué estrategias de manejo existen en la depresión en personas mayores, que muchas veces es invisibilizada y mal diagnosticada al asociarse a la edad o a otras patologías.
La depresión es una de las enfermedades más comunes en la tercera edad, pero no forma parte del envejecimiento normal. Es frecuente desarrollar esta patología mental debido a que la vejez es un momento de cambios emocionales y físicos, además de ser una etapa marcada por pérdidas significativas.
Los problemas de salud —como la aparición de enfermedades crónicas— también son un factor de riesgo de la depresión en personas mayores, al igual que las patologías neurodegenerativas (como la enfermedad de Alzheimer), la predisposición genética, la discapacidad o el aislamiento social, entre otros muchos factores.
La depresión es una enfermedad mental caracterizada por la pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras, además de un conjunto de señales de carácter emocional, como la tristeza, apatía, ira... También suelen presentarse otros síntomas, como trastornos del sueño o una baja autopercepción.
Los síntomas varían de una persona a otra, y cuanto más mayores somos, es más frecuente que se solapen con signos identificativos de otras patologías. Estos son algunos de los síntomas de depresión severa más frecuentes:
La depresión en personas mayores se caracteriza por la aparición de emociones como tristeza, vacío, desesperanza, insatisfacción y/o negatividad. Es frecuente que, si una persona está atravesando por esta enfermedad mental, sienta cierto desencanto hacia las actividades que antes sí disfrutaba.
Es frecuente también que las personas mayores experimenten ansiedad ante un cuadro depresivo, además de una baja autoestima o sentimientos de culpa agravados por verse inmersos en este estado mental. La irritabilidad y la frustración también se presentan en estos casos con regularidad.
Los síntomas de depresión mayor también afectan a un nivel físico. Estos van desde la hiporexia o falta de apetito o, por el contrario, atracones relacionados con sentir ansiedad hacia la comida, desembocando en significativos aumentos de peso.
Los trastornos del sueño, como el insomnio, la hipersomnia, la apnea del sueño o el sonambulismo también pueden presentarse en cuadros de depresión en personas mayores. A su vez, también son frecuentes la sensación de cansancio generalizado o la fatiga.
La cognición en las personas mayores también se ve alterada al experimentar depresión. Los problemas cognitivos más frecuentes son: falta de concentración, leves pérdidas de memoria o lentitud en el habla y de movimientos. También suelen vivir pensamientos negativos y, en los peores casos, relativos a la muerte.
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El trastorno depresivo suele solaparse con otras patologías, dificultando o directamente invisibilizando su diagnóstico. Dentro de esta enfermedad, existen diferentes tipos que cambian en función de su intensidad, duración e impacto en el día a día. Entre ellas, se encuentran:
La vorágine de cambios que marcan la vida de los adultos mayores de 65 años pueden hacerles más predispuestos a padecer esta patología. Aunque el desarrollo de esta enfermedad depende de múltiples factores, aún se desconoce qué causa exactamente la depresión en personas mayores. El riesgo a padecerla, sin importar la gravedad del cuadro, aumenta en los siguientes casos:
También otros sucesos como la jubilación, atravesar por un duelo en la vejez, problemas económicos o familiares también pueden predisponer a padecer esta enfermedad. Sin embargo, también influyen otros factores relacionados con la forma de ser de la persona (como la inseguridad, la baja autoestima o la hipocondría).
Es importante no desatender los cuadros en los que se ve involucrado un trastorno depresivo, sin importar si el impacto es leve. Toda aquella persona que padezca esta patología debe recibir un tratamiento adecuado, pues puede aumentar el riesgo a tener problemas de memoria, de concentración o cambios en la dimensión de ciertas áreas del cerebro. Si no se trata, puede convertirse en una patología crónica y dejar secuelas irreparables en el cerebro.
Además, puede darse una disminución de energía, mayor dificultad en la realización de actividades, desatención a los seres queridos y aislamiento social. A su vez, pueden producirse una serie de cambios físicos, ya sea de aumento o de pérdida de peso. En casos extremos, si la depresión en personas mayores no se trata adecuadamente, es más frecuente que se tengan pensamientos autolíticos —es decir, suicidas— o intentos de acabar con su propia vida.
Presentar síntomas de depresión mayor pueden indicar que, en efecto, la persona padece esta enfermedad. Sin embargo, también pueden deberse a un estado puntual o a alguna otra patología. En estos casos, deberá consultar con su médico habitual para que evalúe su caso y, en caso afirmativo, administre el tratamiento más adecuado. A su vez, los familiares o personas cuidadoras también pueden ayudar a la persona de las siguientes maneras:
Si sospechas que un ser querido tiene o presenta síntomas de depresión severa, lo más importante es mostrarle tu apoyo y mantener una postura abierta respecto a sus sentimientos, sin hacerle sentir presionado ni juzgado cuando se abre emocionalmente.
Una comunicación abierta, una escucha activa —sin tapujos ni prejuicios— son vitales para que la persona sea más flexible y esté dispuesta a pedir y recibir ayuda, así como a seguir un tratamiento adecuado. La teleasistencia avanzada también realiza funciones de escucha y acompañamiento, siendo también una importante fuente de desahogo para la persona que lo necesite.
En esta patología, la ayuda y el apoyo de los seres queridos es fundamental para la mejora. Acudir a un profesional de la salud mental siempre ha supuesto un estigma, pero en los últimos tiempos existe una mayor predisposición a solicitar ayuda. Algunas personas pueden mostrarse reticentes a mostrar su malestar, pero es importante saber que hacerlo es sinónimo de fortaleza y una disposición de querer hacer lo mejor para el propio bienestar.
Es importante saber cómo tratar a una persona mayor con depresión, e interesarnos por su estado, brindándole nuestra ayuda y animarle a pedir ayuda profesional puede contribuir a que se sienta mejor. En caso de que se le paute un tratamiento, también es importante acompañarle en este proceso.
Tanto la socialización como la actividad física son dos pilares fundamentales para lograr un bienestar integral. Si faltan alguna de estas patas, algo se tambalea. Animarle a seguir hábitos de vida más saludables, como a través de ejercicios para personas mayores, le ayudará a mejorar su estado de ánimo.
Mantener una vida social activa también es muy importante para evitar el aislamiento y la soledad no deseada. Para ello, puede consultar qué talleres para personas mayores existen dentro de su municipio, pues en ellos también se fomenta la socialización. A lo largo de los años, desde Atenzia hemos ofrecido talleres a través de ayuntamientos a lo largo del país, como higiene del sueño o risoterapia. Si eres usuario de teleasistencia, tendrás acceso a estas actividades ofrecidas en colaboración con los consistorios.
Son muchas las ocasiones en que las personas cuidadoras anteponen el bienestar ajeno al propio, sobre todo si tratan con casos de depresión en personas mayores. Descuidar las necesidades propias suele traer consigo un importante desgaste físico, mental y emocional, por lo que es importante identificar cuándo estás rozando tu límite y así evitar también padecer trastornos depresivos o ansiosos.
Para detectar si ya estás sufriendo el síndrome del cuidador, es importante reconocer que necesitas ayuda. Este se manifiesta al experimentar cansancio extremo, sensaciones de ineficacia (aunque cumplas con tu cometido), impotencia emocional, disociación laboral y pérdida de la identidad propia. Si cumples alguno de estos síntomas, te sugerimos una serie de autocuidados que aplicar en tu día a día:

Desde casa, también podemos contribuir a mitigar el malestar que la persona pueda sufrir. La atención es indispensable para prevenir la depresión en personas mayores o, en caso de que ya la padezca, es importante identificarla a tiempo y seguir ciertas estrategias de manejo como:
Un método para afrontar los síntomas de depresión severa está en organizar una rutina. Es muy importante que comas y duermas bien, pues una buena alimentación y un descanso reparador benefician a la salud mental. Si no logras conciliar el sueño, acuéstate igualmente. Puedes acudir a música relajada o podcasts para lograr un estado de relajación. Involucrarte en actividades como hacer ejercicio o ir al cine puede animar a la persona y mejorar también su estado de ánimo.
Interceder demasiado en las decisiones de las personas mayores, además de ser una actitud edadista, anula la voluntad de la persona y puede hacer que se agraven los síntomas que pueda presentar. Fomentar su independencia, escucharla y que comparta sus necesidades demostrará que nos interesamos por su bienestar y su participación activa en la toma de decisiones.
Es muy importante que nos convirtamos en un espacio seguro si la persona presenta síntomas de depresión severa. Es fundamental hacerle sentir cómoda para que exprese sus emociones, sin presionarla y sin juzgar sus sentimientos. Saber que no está sola en este camino, animarle a buscar ayuda profesional o acompañarle a un grupo de apoyo son acciones que pueden fomentar una mejoría en su malestar.
La depresión en personas mayores, en ningún caso, va de la mano del envejecimiento. Existen determinados factores de riesgo que pueden propiciar que la persona padezca un cuadro depresivo mayor o menor, además de saber que existen diversas estrategias de detección y manejo para que esta enfermedad no se agrave. Por fortuna, a día de hoy existe una mayor predisposición a pedir ayuda profesional, pero el acompañamiento de los seres queridos es una pieza clave para agarrar la mano que se tiende. En Atenzia, te animamos a pedir ayuda siempre que lo necesites y no sufrir en silencio.
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